No proyectes, varón. Lo que te pasa a vos, te pasa a vos.
Por: Azul Verzura
Me llega un audio de 4 minutos y 16 segundos. Una semana después de un encuentro sexual, en donde no hubo penetración ni sexo oral. Nos besamos y dormimos juntxs. Muy buena noche. Me levanté acompañada y cómoda. Debo decir que la pasé muy bien aunque no me culminó su presencia ni tampoco su persona.
Yo, mujer bisexual y él, varón heterosexual. Nos conocemos, nos llevamos bien. No cogimos. Repito que sólo nos besamos, y quizás me reí más de lo común con un chabón por las horas que habíamos pasado juntxs y porque realmente me divertí.
Después de cuatro días, más o menos, del encuentro entre sabanas limpias y ropa puesta, me llegó este audio que me generó demasiada confusión. Hubo momentos de risa en el trayecto de ese audio y luego de procesarlo, escucharlo, y conversarlo conmigo misma, un poco de angustia me despertó.
El audio consistía –basicamente- en su miedo atormentador de que yo quizás esté enganchada con él y que él se siente incómodo con eso. En primer lugar, se siente incómodo por algo que “no es de él”, y por lo tanto, me hace responsable de ello. A lo largo del audio me trataba de explicar un poco el porqué de ése sentimiento y, a su vez, que tenía que ver con mi manera de ser y de utilizar tanto mi humor como mis formas de relacionarme (que al principio le calentaban o fue eso lo que lo hizo llevar a cabo un encuentro conmigo). Entonces llego a la conclusión de que lo desencajó el hecho de que sea ¿yo misma?.
En segundo lugar, detalló y describió puntualmente qué era lo que yo hacía como para que él (indestructiblemente fuerte) no esté tan cómodo “como antes”. Mis chistes, mi humor ácido, las chicanas, ganarle en discusiones, ir de frente, etc. entiendo que para algunos varones les sea revelador que una mujer decida exponerlos con el humor o con las mismas estrategias que tienen ellos con nosotras. Entiendo que por más de que usen el lenguaje inclusivo, para algunas cosas no están preparados. Lo entiendo y no culpo ni tampoco lo uso como estrategia para bardearlo. A mi también hay cosas que me cuestan, pero ¿esto?
En tercer lugar, el mecanismo de proyección que utilizó en el audio para hacerme cargo a mí de algo que le pasa a él, desligándose de tu propia cabeza y cuerpo, sin preguntar en ningun minuto de cómo me sentía o qué me parecía lo que él estaba plantando, o mínimamente consultarme si realmente me pasaba algo con él en términos amorosos románticos, es totalmente absurdo y merece hablar de ello.
El varón proyectó. Muchas veces nos han dicho “no quiero que te enganches” o nos han invadido de barreras limitándonos a cosas que ellos mismos sienten o perciben. Nos tratan de hacer cargo a nosotras mismas de algo que, claramente no preguntan (les da terror) y por ende, también somos nosotras quienes deberíamos modificar cierta actitud por y para su “bienestar”. Digamos, si vos percibis que estoy enamorada de vos, ¿no debería hacerte sentir bien que alguien vea algo lindo en vos y por ello le gustes un montón? ¿Cuál es el problema de que alguien esté enamoradx de unx? Si viven siendo irresponsables, no van a ser responsables con alguien que no quieren, por favor. Además, si me enamoro de vos, es problema mio. Por lo tanto, tampoco deberían o deberías enroscarte tanto.
Creo que además de su mecanismo de proyección totalmente absurdo y miedoso, quiero aclarar que en ningún momento preguntó qué quería yo con él. Aunque, me olvidé de un detalle inmenso. En el audio aclaró que sabe que les tiro onda a otras personas.
Y esto me hace abrir una pregunta, ¿quién gusta de quién?
No quiero pecar de soberbia, ni tampoco de canchera. Pero llegó un momento de este escrito con fundamento, que quizás hasta me perdí en esta confusión masculina entre poder diferenciar que una mujer quiere coger con vos y que también quiere coger con otros. Y sobre todo, teniendo “la capacidad” de poder reírse con uno, con el otro, sin destratar o maltratar a nadie. Sé que para algunos varones eso puede llegar a generar una especie de turbulencia en su avión de mandato de la masculinidad, y a través de muchos mecanismos, nos los atribuyen a nosotras con un escudo un poco misógino. Y triste, por ustedes.
En fin, una vez más recibiendo un mensaje repleto de miedo a que guste de un varón. Que, aclaro, no estoy enamorada y, aseguro, que ahora no me gusta ni de lejos.
¿Qué es lo más triste de ése audio de infinitas boludeces?
Que ni siquiera se dio cuenta de la semejante boludes que estaba haciendo. Y algo aún más triste, haberlo visto, a mí me terminó generando incomodidad. Y no hago más chistes. No lo expongo más, y me da terror acercarme. Ahora sí, el verdadero feminismo y confusión. No quiero sentirme así, no me merezco sentirme así. Pero apuesto que en algún momento nos van a dejar de llegar estos mensajes, nos van a dejar de romper los ovarios y nos van a preguntar más.
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