Iguales ante la vida e iguales en los resultados...
Por: Hector Amichetti
Cuando la lucha por los derechos deja de ser un acto individual y se convierte en colectivo engendra una revolución.
Cuando el reclamo colectivo de derechos se transforma en Movimiento es imparable, ninguna fuerza reaccionaria, por más poderosa que sea, puede hacerlo retroceder.
Asà ocurrió con los trabajadores y trabajadoras cuando se constituyeron en Movimiento Obrero Organizado.También con el Movimiento Peronista al irrumpir como fuerza polÃtica representativa de las grandes masas populares.
La plena conquista de los derechos de las Mujeres en Argentina avanza con fuerza arrolladora porque la Mujeres Argentinas han constituido en los últimos años un poderoso Movimiento para hacer realidad una verdadera revolución.
Una revolución que acabe con la violencia criminal que en éste año ya se ha cobrado más de 70 vÃctimas.Que termine con la discriminación y desvalorización laboral.
Con las prácticas machistas de acoso.Una revolución que imponga justicia social respetando y protegiendo el derecho a decidir sobre la interrupción voluntaria del embarazo.
Que ampare de verdad a los niños y niñas desde el primer dÃa en que llegan a éste mundo y proteja a las madres de las barbaridades de un sistema que se arroga humanismo cuando habla del derecho a las dos vidas pero poco dice sobre cotidianas violaciones y violencia machista que mata mujeres y siembra el dolor en tantos niños forzados a sufrir de por vida la ausencia de las imprescindibles caricias de sus madres.
Una revolución que acabe con la insensibilidad ante las muertes por desnutrición, que termine con la indiferencia social frente al hambre y la angustia que genera en millones de familias la desocupación y la pobreza.
Quiero saludar hoy a las Mujeres de nuestra Patria y expresar en éste dÃa tan significativo mi enorme esperanza en que viene un nuevo tiempo de amor, justicia e igualdad, construido por mujeres y hombres de nuestro pueblo que sueñan y luchan incansablemente por una comunidad organizada sobre valores de libertad y solidaridad.
Una comunidad en la que sólo quedarán excluÃdos los predicadores del odio, los enfermos incurables de egoÃsmo y los violentos criminales, para los que nunca habrá lugar, ni olvido ni perdón.