Opinión y Análisis Político
Por: Hugo Osvaldo García
Visto las argumentaciones – trágicas-, donde algunos sostienen que el virus Covid 19 no existe , más la lluvia de diatribas a favor de la liberación de los comercios con la anulación de la cuarentena en supuesto favor de la Libertad y Economía.
Vuelco en esta nota los datos oficiales al 19/8/2020 de los resultados sanitarios que hoy sacuden dolorosamente a nuestro país.
CASOS TOTALES: 312.659
FALLECIDOS 6.630
OCUPACION CAMAS de TERAPIA INTENSIVA
Nivel Nacional: 57,8 %
Nivel AMBA: 68,1 %
Datos que incluyen al personal de salud ( enfermeras/os, bioquímicas/os, kinesiólogas/os, odontólogas/os, médicas/os ) estresados , extenuados y en muchos casos contagiados cuando no fallecidos.
Por eso creo necesario elevar la voz ante los imprudentes, los negadores y los peligrosos que ponen en riesgo nuestra salud individual y la de la sociedad toda.
En apretada síntesis definiremos que es una pandemia, sus condiciones, que interpretación tiene la cuarentena y nuestro pensamiento sobre la Libertad y la Economía
PANDEMIA
Expresión que significa “‘reunión de todo un pueblo” es la afectación de una enfermedad infecciosa de los humanos a lo largo de un área geográficamente extensa.
Condiciones para una posible pandemia vírica
La OMS indica que, para que pueda aparecer una pandemia, se necesita:
Que aparezca un virus nuevo, que no haya circulado previamente y por lo tanto, no exista población inmune a él.
Que el virus sea capaz de producir casos graves de enfermedad o la muerte.
Que el virus tenga la capacidad de transmitirse de persona a persona de forma eficaz.
Las tres condiciones se cumplen en el caso del Covid-19
CUARENTENA, en medicina, es un término para describir el aislamiento de personas o animales durante un período de tiempo no específico como método para evitar o limitar el riesgo de que se extienda una enfermedad o una plaga.
La cuarentena por lo general, se aplica a personas que son mayores de edad o que tienen síntomas, y consiste no solamente el aislamiento de los enfermos en centros específicos, sino también la aplicación de medidas de prevención como el saneamiento de lugares y objetos o el tratamiento adecuado de los cadáveres.
LA LIBERTAD.
La libertad se consolida en las sociedades que poseen una ética y se esfuma – en forma total u ocasional-, donde esa ética está ausente.
La libertad que anhelamos se asegura a fuerza del trabajo cotidiano, dando al hombre-sujeto primero la libertad económica y no en forma unilateral ( esa que día a día pretenden vendernos) donde los ricos y poderosos exhiben una libertad para hacer lo que les plazca, sin importar normas y leyes, y los pobres tienen una libertad acotada, una sola, la de penurias y hambrunas que soportan.
La vida en comunidad es aquella que exige que la libertad y la responsabilidad sean causa y efecto fundadas en la dignidad de la persona humana donde nosotros , cada uno, tenga que ofrecer algo al bien común y no ser sujetos pasivos silenciosos ni temerosos.
La libertad individual no puede ser un derecho ilimitado porque no se puede utilizar arteramente como elemento de lucha contra la esencia misma de la libertad de los otros individuos que pertenecen a la misma comunidad.
La libertad individual es base de la soberanía; pero ha de cuidarse de que el abuso de la libertad individual no lesione la libertad de otros y que la soberanía no se limite a lo político sino que se extienda a lo económico, o más claramente dicho, que para ser libres y soberanos no debemos respetar la libertad de quienes la usan para hacernos esclavos o siervos..
La historia de la Humanidad transita, con dolor, cuanto ha sufrido la libertad en el mundo afectando a hombres y pueblos.
La Revolución Francesa tuvo como lema para la Historia “ Libertad, Igualdad y Fraternidad “ y hoy proponemos que sea cambiada por “Libertad, Justicia y Solidaridad “, de tal forma de ubicar el concepto de libertad por sobre las premisas del egoísmo y el individualismo.
Así, conjugada socialmente, puede ser efectiva. De la otra manera es una triquiñuela, un engaño, y las sociedades víctimas de estos engaños suelen reaccionar, más temprano o más tarde, en forma violenta.
La libertad necesariamente debe arrancar cuando se haya construido la seguridad social, la familia y la defensa de nuestra geografía.
Una libertad donde no exista seguridad de vida, de trabajo, de educación y vivienda digna es, a no dudarlo, una falsa libertad.
Solo los que manejan oscuras intenciones pueden hablar de libertad sin contenido social.
Poseer la libertad de morirse de hambre es un sofisma claramente engañoso.
Solo en la efectiva realización de destinos individuales y colectivos con bienestar material, justicia y cultura de la fe y el trabajo se alcanza el objetivo libertad.
Una sociedad existe y desarrolla cuando la libertad de cada uno exista junto a la libertad de todos.
En nombre de una falsa libertad no pueden anularse vidas, contagiar enfermedades y suprimir vocaciones o espíritus.
Nuestra patria Argentina no puede abandonar su búsqueda de felicidad y grandeza para que cierta libertad liberticida sobreviva.
LA ECONOMÍA.
La economía debe emanar desde la comprensión histórico-político de nuestro país que se nutre de una vertiente nacional, social y mayoritariamente cristiana que debe servir a la sociedad en su conjunto y al hombre, no limitado como sujeto natural circunscripto a las necesidades de subsistencia, sino como persona moral, intelectual y espiritual.
En rigor nuestra concepción tampoco supone que la búsqueda del beneficiario personal invariablemente redunda en el bien de toda la sociedad".
Por el contrario, la actividad económica debe dirigirse a fines sociales y no individualistas, respondiendo a los requerimientos del hombre integrado en una comunidad y no a las apetencias personales. Esta interpretación amplia y solidaria de la actividad económica, lleva implícita una definición clara del concepto de beneficio, ubicándolo no ya como un fin en sí mismo, lo que daría como resultado una utilización de los recursos en función de un individuo egoísta, sino como la justa remuneración del factor empresarial por la función social que cumple.
La centralidad de nuestra posición consiste en anhelar una sociedad eminentemente creativa y justa, en la cual la conducción económica pertenece al país como comunidad armónica y donde los logros económicos no atenten contra la libertad y la dignidad del hombre.
La única posibilidad de que lo anteriormente expuesto no quede en meras expresiones de deseo, reside en que todos los argentinos participen de una profunda revolución ética, que en verdad implica una auténtica toma de conciencia cristiana.
Las soluciones de los diversos problemas de orden económico y a nivel nacional, no podrán ser logrados plenamente, si buscan su concreción exclusivamente dentro del país, como si ésta fuera un compartimento estanco.
Se deben definir las políticas en las distintas actividades y comprometer a todos los sectores sociales. Cada uno en su función deberá realizar una tarea solidaria para aprovechar al máximo la capacidad creativa del país.
Los compromisos que se contraigan serán concretos, efectivos y estables, independientemente de quien ejerza el liderazgo o el gobierno. La continuidad jurídica de los actos de gobierno y honrar sus obligaciones deben ser políticas económicas de Estado.
La elevación permanente y sostenida del nivel de ingresos y su distribución con criterio de justicia social es, y así debiera reconocerse unánimemente, la finalidad de todo proceso de desarrollo.
Es inaceptable que este desarrollo se materialice a expensas de los más necesarios. El costo debe ser repartido proporcionalmente, de acuerdo con las posibilidades de cada uno.
Mientras exista una sola familia cuyo ingreso esté solo en mero nivel de subsistencia o, peor aún, por debajo de este, no habremos logrado en modo alguno un nivel económico con justicia social.
Claramente estamos en deuda.
En relación a la tenencia de la tierra, que ha dado lugar a las más disparatadas propuestas desde no hacer nada, sanciones pecuniarias desmesuradas hasta la expropiación de la misma entendemos que su propiedad implica la responsabilidad de no atentar contra la finalidad social que debe satisfacer la explotación agraria. Dicha finalidad social solo se cubrirá cuando la tierra sea explotada en su totalidad y en relación con su aptitud real y potencial, tomando el lucro como un estímulo y no como fin en sí mismo.
La tierra no es básicamente un bien de renta sino un bien de trabajo. Y el trabajo hace a la dignidad del hombre.
Téngase presente- siempre-,que aquella nación que pierde el control de su economía, pierde su soberanía. Habrá que evitar, entonces que la participación extranjera -en forma visible o embozada- llegue al punto de hacernos perder el poder de decidir.
El desendeudarse es un acto necesario y de recuperación de autonomía nacional.
La riqueza de un país no está en que media docena de hombres acaparen dinero, sino que la regulación de la riqueza llegue a formar patrimonios particulares y un patrimonio estatal que haga la felicidad del mayor número de hombres y suprima la desgracia de que en un país, donde hay verdaderos potentados, haya quienes no pueden disfrutar de las necesidades mínimas de la vida, no satisfacer ese mínimo de felicidad a que todos tiene derecho es una situación injusta y de reparación necesaria lo más urgente posible.
El concepto moderno de una nación demográfica en marcha impone en primer término, la distribución equitativa de la riqueza que su suelo produce.
Debe proclamarse con los atributos jurídicos pertinentes el principio de libertad económica, pero esa libertad como todas las libertades, llega a generar el más feroz egoísmo si en su ejercicio no se articula la libertad de cada uno con la libertad de los demás.
El principio de libertad económica ha de ser el antídoto que se oponga al desarrollo de las ilusiones colectivistas, por un lado y el estímulo a la iniciativa privada sin planificación, por otro..
Los pueblos, las sociedades, pueden librar su riqueza; el patrimonio privado agrandarse con el trabajo y la protección del Estado; pero es necesario comprender también que ha llegado la hora de humanizar el capital. Pensamos que el capital se humaniza de una sola manera:
haciendo que se transforme en un factor de colaboración para la felicidad de los semejantes; y ya no es posible en esta hora en que dijimos, lo que dijera el Divino Maestro: "es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos".
Aspiramos a que en nuestra tierra no tenga razón de ser aquella sentencia evangélica y que los capitales, en lugar de ser elementos de tortura que conspiran contra la felicidad de los pueblos sea factor que coadyuven al bienestar de los que, necesitándolo todo, nada tienen.
Queremos que el capital y el trabajo- juntos-, se estrechen en un abrazo y labren la grandeza de la Patria, mientras el Estado vela por el bien de unos y otros, asegurando la justicia para el rico y para el pobre.
El capital debe ser creador, como que es el producto honrado del propio trabajo. El trabajo es una mercancía, la pobreza, en cualquier lugar, constituye un peligro para la prosperidad general. Cuando todo eso sea bien comprendido, cuando ambos factores, capital y trabajo, bajo la tutela del Estado, actúe y desarrollen armoniosamente, los símbolos de la paz social presidirán el progreso de la nación.
Debemos persuadir a cada uno de los argentinos de que no se puede vivir con felicidad hasta que el país no haya realizado integralmente su independencia económica.
La argentinización de nuestra economía constituye un fin en sí misma, para cuya fin resulta imperativo buscar con realismo soluciones flexibles y descartar excluyentes dogmáticos
"Hay hombres que de su ciencia
Tienen la cabeza llena;
Hay sabios de todas menas,
Mas digo sin ser muy ducho
Es mejor que aprender mucho
El aprender cosas buenas"
"Y así como tal les digo
Que vivan con precaución
Que nadie sabe en qué rincón
Se esconde el que es su enemigo"
Jose HERNANDEZ “ EL GAUCHO MARTIN FIERRO”
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