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PARA CONSTRUIR UN PAÍS SE DEBE LUCHAR CONTRA LA IGNOMINIA

Por: Jorge Rachid


La Argentina reclama, el pueblo exige, la historia nos empuja, el peronismo presiona desde su identidad, el movimiento nacional apoya, los trabajadores organizados se consolidan, los productores dejarán de ser extorsionados, el Estado tendrá precios sostén en empresa testigo, el Banco Nación recuperará su patrimonio malversado, el país cerrará la sangría de divisas de granos robados a través de Uruguay, Paraguay y Brasil, en empresas fantasmas.

Por múltiples causas, más la nacionalización de Vicentín, con participación de los trabajadores en el directorio, es un hecho, que será respaldado por ley y aplaudido por la historia.


Decía un viejo y sabio General: “para hacer una tortilla, hace falta romper los huevos”. Este dicho, entre cierto y simpático, demuestra que en cada ciclo histórico de nuestro país, hubo empresarios que al calor del Estado hicieron pagar al pueblo argentino sus negociados.


Miles de empresarios poderosos quebrados, tuvo nuestra Argentina, ninguno de ellos terminó pobre y fueron creando después, nuevas empresas, habiendo dejado a trabajadores y productores o cuentapropistas, que pasaron a la desocupación, sin responder con sus patrimonios, además de los daños causados al Estado Nacional, ninguno preso.


Entre los que defienden el patrimonio nacional, los intereses de los argentinos, los que entienden que el Estado bobo nos deja sin soberanía, sin destino común como pueblo y nos aleja de la justicia social y enfrente, los que hacen de cada medida de gobierno, una bandera de oposición plena política, intentando ideologizar una decisión en defensa de los intereses nacionales, se desarrolla el conflicto.


Tres mil trabajadores conservarán sus puestos de trabajo, además de ser partícipes directos en las decisiones. Tres mil productores de materias primas de granos tendrán un precio justo y un destino seguro. Miles de trabajadores satélites a la empresa respirarán aliviados. Los frigoríficos seguirán siendo abastecedores del Mercado y las exportaciones de aceite seguirán trayendo divisas al país. Todos los nubarrones que se cernían sobre localidades, trabajadores y las economías regionales, por el saqueo indiscriminado de empresarios embebidos de poder, sin límites, arrasando a su paso, el interés nacional.


Cuando se nacionalizaron YPF, las AFJP y otros resortes estratégicos para el país, el coro de críticas tanto por intereses económicos, como por confrontación política, fue consolidando un polo político que prefiere el Mercado como ordenador social, antes que el Estado con un gobierno popular, al que denominan populista, por defender el interés popular.


Ahora levantan las banderas que “todos los argentinos pagaremos la fiesta”, cuando fueron los mismos empresarios argentinos, los que batieron parche, promoviendo en el CIADI y los juzgados de Nueva York, acciones contra nuestro país, su propio país. Ahí están, fueron funcionarios de los últimos años de gobierno neoliberal, en un proceso de saqueo inédito que recién el conjunto del pueblo que lo votó, comienza a conocerlo, en sus cloacas más profundas.


Entonces hoy la Argentina demanda una política profunda, que desarme la estructura colonial de dependencia económica y social, que el neoliberalismo ha consolidado, para impedir una redistribución de la riqueza y que para hacerlo con firmeza, será necesario derrotar la hipocresía política que ampara la entrega del patrimonio nacional.


El Movimiento Nacional cuyo eje es el peronismo, deberá dar la batalla cultural necesaria para evitar que la historia la escriban los enemigos de la Patria, denostando, como hizo Mitre, desde Caseros en adelante, justificando el coloniaje y la sumisión de nuestro país, a los estafadores, siempre aliados a los intereses extranjeros, que intentan dominar el país. En ese sentido no es menor el dato de evitar las extranjerización y el monopolio de las grandes cadenas alimenticias, que han tenido de rehenes al pueblo argentino. Escribir la historia del pueblo, tiene sus costos, pero siempre construye conciencia nacional.

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