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¿Qué pasó el 25 de noviembre?

Por: Azul Verzura | Línea Nacional Popular


El 25 de noviembre de 1999 la ONU estableció a este día como una reivindicación por el feminismo Latinoamericano. En 1960, en República Dominicana, asesinaron durante la dictadura militar de Rafael Trujillo a tres hermanas también llamadas “mariposas”; Minerva, Patria y María Teresa Mirabal.


La lucha de las hermanas Mirabal, junto a otrxs compañerxs, fue en post de oponerse a la dictadura de Trujillo. El contexto Latinoamericano consistía en la caída de dictaduras militares como en Colombia, Venezuela y Cuba. Ellas, con sus esposos y demás compañerxs, se reunían de manera clandestina con el fin de ponerle un corte radical al régimen dictatorial.


El 25 de noviembre del 60, las “mariposas” fueron a ver a sus maridos en la prisión de La Victoria (República Dominicana) y tras esa visita, los agentes de inteligencia del servicio militar, las capturaron, torturaron y asesinaron tirando el cuerpo de las tres luchadoras al vacío.


El régimen dictatorial llegó a su fin un año después de su asesinato.

El 25 de nombre es el día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer o el día de la no violencia de género.


La historia nos aniquiló por hacer política, reclamar derechos, salir a la calle y organizarnos, porque nos querían quietas, calladas y sumisas. Ese tiempo caducó y, todas las veces que sea necesarias, saldremos a movilizar para visibilizar las actuales, anteriores, y (ojalá que no) posteriores diferencias en cuanto a nuestro género, a nuestra vida y al padecimiento que sufrimos diariamente.


Es por eso que debemos entender a la violencia de género desde varios ángulo, y por supuesto, repudiarla y eliminarla. En primer lugar, existen distintos tipos de violencia de género. La física, la psicológica, la económica, la verbal, la política, sexual, patrimonial, social y vicaria.


La física es la violencia es aquella que consiste en una agresión directa hacia la mujer (cis, trans, etc); golpes, empujones, heridas, fracturas o incluso la muerte (femicidio, transfemicidio, feminicidio). La psicológica es aquella donde el violento lleva a cabo humillaciones, minusvaloraciones, insultos, etc. La económica procede desde la reducción o privación de recursos económicos/víveres, la manipulación y dependencia económica del agresor. Impidiendo a la víctima la reinserción a un mercado laboral o un ingreso económico de manera independiente bajo amenaza. La verbal es aquella que es similar a la psicológica pero que únicamente consiste en insultos, gritos, y su violencia nace desde la oratoria. La política consiste en la privación del desarrollo de una compañera donde el agresor tiene más poder político y lleva a cabo abusos de poder por su lugar jerárquico o inclusive sólo por su condición de violento político que decide agredir y violentar desde perspectivas políticas a compañeras. Tanto desde lo emocional como desde lo lisamente político. La sexual es concretamente aquel tipo de situaciones en las que una mujer es forzada a llevar a cabo actividades de índole sexual en contra de su voluntad; ya sea en estado consciente e inconsciente. La violencia Patrimonial es la usurpación o destrucción de objetos, bienes y propiedades de la víctima con intención de dominar, violentar y agredir psicológicamente. La social es la limitación y control e inducción al aislamiento social de una víctima; separla de amigxs, familia y ámbitos donde se construyan lazos sociales; e incluso, poniéndolos contra ella. Y por último, la vicaria, es la que se da en las parejas que tienen hijxs donde el agresor decide amenazar, agredir o matar a lxs hijxs con propósito de dañar a la pareja;

(fuente: Psicologia y Mente, forense y criminalística)


Ninguna de estas violencias son excluyentes entre ellas, sino, que en la mayoría de los casos existen múltiples de ellas ya que las manipulaciones, los golpes, las agresiones y/o dependencias económicas, emocionales, etc no vienen solas, sino tras episodios a lo largo del tiempo.


Quien te insulta, te humilla, y deja huellas. Dejan secuelas. Dejan rastros. Y de eso, se vuelve con construcción, empoderamiento y combate. No somos víctimas toda la vida y tampoco se quiere ser eso, se quiere una sociedad más justa donde ninguna mujer más se sienta limitada para hacer nada. Para desear, para hacer política, para trabajar, para decidir separarse de alguien o inclusive para vivir. Sí, porque que existan todo ese tipo de violencias, nos llevan a vivir dentro de un mundo donde estamos en contacto constante con este tipo de prácticas y valores que reproducen los varones. Pero no nos han vencido y estamos de pie para ponerle final a cada una de estas violencias. Estamos acá, presentes, vivas, fuertes y organizadas para quien se anime a violentarnos. Ya no estamos solas, no estamos con miedo, sino que, a raíz de una militancia feminista que viene hace varias décadas, una mujer está escribiendo esta nota, una mujer fue presidenta electa, una mujer es intenta de Quilmes por primera vez en la historia y seguiremos construyendo un camino victorioso por todos los años que nos quisieron quemar.


Entender a todos estos logros a los lugares mismos a los que llegamos -después de eternas luchas y violencias hacia nosotras- hay que darle importancia y protagonismo a que un gobierno sin políticas públicas con perspectiva de género, es un gobierno violento y machista. Y luego de doce años repletos de políticas con perspectiva de género y, demás está decir, consciencia social, no podemos evitar asociar a los logros históricos feministas, un movimiento político que lleve a cabo todas nuestras demandas que nos pertenecen. Sin un gobierno que promueva una lista donde haya paridad, donde haya feministas, no hay políticas feministas. Sin un gobierno que no jubile a las amas de casa, no hay políticas feministas. Sin un gobierno donde podamos elegir el género en el cual nos auto percibimos, no hay políticas feministas ni inclusivas. Por lo tanto, el principal factor de un feminismo con metas a cumplir y cumplidas, es un gobierno nacional y popular que permita y promueva el otorgamiento de derechos, el desarrollo de un sistema de salud pública más justo y por supuesto, el nuevo paradigma de entender que todas las políticas tienen que ser desarrolladas con perspectiva de género.


Que arda el Patriarcado que acá estamos resistiendo.

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