LA CONCIENCIA CREA COMPROMISO Y ÉSTE FORTALECE LA SOLIDARIDAD DEL PUEBLO
Por: Jorge Rachid
La proclamada búsqueda de consensos, no excluye la lucha, que es una disputa en el campo de las ideas. De no ser lucha, el consenso sería un armisticio, donde predominan las fuerzas dominantes, por ejemplo en nuestro país, la cultura neoliberal. Entonces lucha y consenso no están divorciados, sino son miembros de un mismo campo de batalla.
Las referencias de las religiones monoteístas: Jesucristo, Moisés y Mahoma fueron ejemplos de luchas por sus ideas y las desarrollaron contra poderes imperiales de cada época, con las decisiones que la relación de fuerzas les imponía a cada uno. Jesús echó a los fariseos del Templo y quiso avanzar con su mensaje de paz, como siglos después Ghandi, que terminó con el colonialismo inglés; Moisés enfrentó al reino y tomo decisiones heroicas, como el Éxodo, junto a su pueblo y Mahoma desde Medina, enfrentó las batallas necesarias mientras escribía El Corán. Como vemos el mensaje que crea conciencia y la lucha son permanentes, aún en la búsqueda de los ideales de paz.
Nuestros Padres Fundadores San Martín, Bolívar y Artigas también enfrentaron al Imperio dominante de la época, el colonialismo español, siendo capaces de liberar, construir y proyectar sus sueños de Patria Grande, en medio de la lucha, creando conciencia y generando la solidaridad de un pueblo, aún a riesgo de sus propias vidas. Esa etapa marcó la identidad cultural y política del pueblo argentino.
Es que así como la religión fue asimilada y reconstruida por las culturas ancestrales, creando sus propios escenarios de culto, aún en la imposición colonial, el sincretismo de las subjetividades de los pueblos originarios, lo negros, los criollos, zambos, mulatos más los españoles, ingleses, irlandeses y franceses republicanos que plegaron sus armas a la lucha por la liberación, dio en 200 años la identidad nacional, la que poseemos.
Es por eso que la proclama de consenso, no significa abdicar de principios y valores que en el marco estratégico del país perseguimos como utopía. Por el contrario el consenso es la capacidad de afianzar prioridades de un pueblo que ha sufrido una pesadilla, que no nació de un repollo, sino de políticas que lastimaron al pueblo argentino.
Afianzar esos sectores sería un error, tan garrafal como querer reconstruir en un solo acto, la reparación estratégica necesaria, pero sí demanda urgente, una reparación social inmediata, aunque a partir de ella, queden sectores del privilegio desplazados.
No es el consenso un objetivo estratégico, es una pausa para encarar prioridades impostergables, porque sería como un respirador que salva la vida y los dejamos para siempre: es invivible. Entonces el consenso es un campo de disputa como cualquier otro en la política, que desde el Movimiento Nacional y Popular debe servir, además de dar respuestas a esas prioridades sociales inmediatas, para ir creando la conciencia colectiva que afianza el compromiso con el pueblo recreando la cultura solidaria que ha sido desplazada por la cultura dominante del Mercado, que ha forjado el Dios individual del dinero y la meritocracia, instalando el racismo y la discriminación social.
Estamos en una etapa donde nos debemos los argentinos tiempos de tranquilidad, de planificación de objetivos comunes sociales y familiares, donde el afecto reemplace al odio y la alegría corone el debate.
En ese camino quedarán atrás aquellos que facilitan la entrega del país, la colonización y el saqueo de nuestras riquezas, porque creando conciencia el peronismo gestó 70 años de lucha por la libertad, la soberanía, la justicia social y la independencia económica en función de la Patria Grande Latinoamericana.
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