Todo parece apuntar a que el futuro gobierno nacional (y federal) intentará refundar la Unasur.
Por: Camilo Porto Rojas | Línea Nacional Popular
La visita del candidato del peronismo, Alberto Fernández, al viejo continente -que, según sus propias declaraciones, pretendía ser un "viaje para descansar"- convirtióse en un paso importante.
Tras el 10 de diciembre de 2019, la tarea de reconstrucción nacional será prioritaria para un gobierno que recibirá una nación en ruinas. En tal sentido, la política exterior a adoptar será decisiva.
Tras un prudente silencio postelectoral, Fernández volvió a encender el micrófono. Las primeras aproximaciones de la visión geopolítica del nuevo gobierno parecieran orientarse en función de dos grandes objetivos:
1) Remontar una nueva experiencia del UNASUR;
2) Establecer relaciones soberanas con la Unión Europea.
En cuanto al primer punto, Alberto ha reafirmado el rumbo del país adoptado por Néstor y Cristina Kirchner: volver a la región. Para ello, la revalorización de la experiencia de la UNASUR es un paso esencial. Asimismo, ha manifestado la necesidad de ampliar el proceso, haciendo referencia al reencuentro de la Argentina y Suramérica con México por medio del gobierno de Manuel López Obrador (Morena). Fernández ha detallado con claridad las devastadoras consecuencias que ha traido la desarticulación de los órganos regionales como la UNASUR y el MERCOSUR para la región, señalando que sólo su restauración posibilitará un crecimiento perdurable para la Argentina en los momentos dificiles que atraviesa el mundo.
En relación del segundo punto, el candidato del peronismo no ha ampliado la estrategia en detalle. Más sus primeros movimientos en el viejo mundo parecieran orientarse en función de ingresar al debate geopolítico mediante la región Ibérica del continente. No sería un paso en falso. La crísis española ha devenido en el parcial fortalecimiento de las fuerzas de izquierda y centroizquierda (PESOE, Podemos, etc.). Portugal, por su parte, goza de un virtuoso proceso de recomposición económica a partir del 2015. Con representantes de ambas naciones ibéricas se ha reunido en candidato del peronismo, manifestando su intención de entablar relaciones serias en diversos campos. La UE atraviesa actualmente una fuerte crísis de descomposición que deriva en su cuestionamiento -a diestra y siniestra- por parte de diversas fuerzas europeas. La hegemonía alemana y la crísis migratoria, sumado al debilitamiento de los Estados Nacionales a manos del Capital Trasnacional ha insentivado a diversos sectores del continente a la ruptura con el bloque continental. En este marco, los señalamientos de Alberto en dirección a las consecuencias que produjo el debilitamiento de la UNASUR intentan actuar como señal de alarma: no es la institución el problema, sino su conducción y el rumbo que ésta ha llevado tras la caída del Muro de Berlín. Para nuestro país, la Alianza táctica con la UE a través de un posible "Bloque Ibérico" significaría un contrapeso aprobechable frente al colosal poder financiero de los organismos multilaterales de crédito que, tras casi 4 años de gestión liberal conservadora, se sienten dueños del país.
Fortalecer la unidad continental y entablar lazos con la Europa Ibérica serían los dos primeros puntos de un programa orientado a la reconstrucción nacional de un país cuya dependencia al Capital Extranjero le hace imposible llevar adelante una política soberana. La Nación ha sido deliberadamente vulnerada en función de los intereses foráneos. Sin el apoyo de la región, nada le será posible. En este sentido, el debilitamiento de las fuerzas populares del continente requieren de una alianza supracontinental que permita el balance de fuerzas entre los intereses del gran Capital Trasnacional y el continente americano hasta que la región esté en condiciones de valerse por sí misma.
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