NO HAY PATRIA SIN PUEBLO Y SIN PUEBLO NO SE CONSTRUYEN SISTEMAS SOLIDARIOS DE SALUD
Por: Jorge Rachid
El concepto de Comunidad Organizada, desarrollado por Perón en el Congreso de Filosofía de Mendoza de 1949, cuyos participantes americanos, europeos y asiáticos, más las ponencias presentadas, lo constituyeron en el segundo Congreso en importancia del siglo XX, estructura desde el pensamiento, el límite a la democracia demo liberal burguesa que transforma a los ´pueblos en partícipes pasivos y anodinos del proceso democrático.
La Comunidad Organizada, desarrollada como concepto entonces implica, que lejos de convocar a los pueblos sólo al voto, se los organiza en sus objetivos e intereses, con participación, liderazgo locales y gestión en las políticas públicas, para que sean actores privilegiados, determinando prioridades sociales y sectoriales, desde el terreno, la vivencia, la cotidianidad de la vida, expresada en la búsqueda de soluciones, en un marco estratégico de construcción del Modelos Social Solidario, vertebral a la Justicia Social.
En el sistema sanitario esta herramienta de funcionamiento que es el pueblo organizado, resulta esencial a los fines del fortalecimiento del paradigma carrillista del cuidado de la salud, su prevención, por sobre la irrupción neoliberal, financiera, salvaje y brutal de la atención de la salud, como Mercado en función del lucro, antes que de directrices sociales y políticas sanitarias que nos planteamos desde el campo nacional y popular.
Es que la fragmentación del país y por ende del sistema de salud, en especial los sistemas solidarios atacados por una estrategia, que direccionada por el Banco Mundial, apuntaló no sólo la fragmentación institucional, que deterioró la posibilidad de una planificación nacional de salud, sino que intrusó todos los sistemas solidarios en función de la comercialización de los servicios.
Así desde la municipalización y provincialización del hospital público, hasta la irrupción de los negocios de las prepagas en el sistema de Obras Sociales que a partir del año 2000, desde la desregulación del sistema, no sólo permitió esa entrada del lucro, haciendo estallar los sistemas solidarios, sino que deterioró al movimiento obrero organizado, al sacarle identidad gremial y pertenencia al trabajador, a la prestación del servicio de salud, transformándolo en un bien de Mercado, en una ventanilla ajena.
Entonces sólo de la reparación política de la fragmentación propiciada por el enemigo, que comienza institucionalmente con la Constitución Nacional de 1994, que se refiere a la salud en un solo artículo y habla de “consumidores”, instalando la Mercado como protagonista, sino a desmontar las herramientas que permitieron debilitar los sistemas solidarios, desde la salud, educación y previsionales, que posibilitaron por el “descreme” el desfinanciamiento de esos sistemas basados en premisas básicas de la solidaridad: el más gana paga por el que menos paga, el más joven por el más viejo y el más sano por el más enfermo.
Esas vallas se derriban con la participación plena de la Comunidad Organizada, en los sistemas de participación efectiva, tanto desde las organizaciones libres del pueblo, hasta los sistemas que dependen de los servicios públicos. En ese sentido la experiencia de mi maestro Floreal Ferrara en la Provincia de Buenos Aires, ATAMDOS en el marco de una estrategia sanitaria más amplia, el SIAPROS, permitió que los centros de atención primaria de la salud, fuesen gestionados y dirigidos por los que se benefician de ellos, como es el barrio, que vive y transpira cotidianamente, conociendo las prioridades de su lugar y estableciendo las líneas de acción en la preservación de la salud, desde el agua a las cloacas, desde la pobreza y la exclusión, desde el maltrato hasta la violencia de género, desde la maternidad responsable y los cuidados de la infancia y la vejez.
En esos Centros, el profesional de la salud de cualquier línea de trabajo, es integrante del equipo multidisciplinario, que junto al pueblo define los ejes de trabajo del Centro en su inserción social, barrial, local y regional en un esquema de trabajo que prioriza desde la vacunación de la niñez, al control materno infantil, que se avoca a la determinación potable de las aguas, el seguimiento escolar sanitario y psicológico, los temas relacionados con la salud de los trabajadores, el control y provisión de medicamentos a los enfermos crónicos de enfermedades no trasmisibles, el acompañamiento terapéutico de la discapacidad y la vejez no autosuficiente, los promotores sanitarios y los trabajadores sociales, volcados al seguimientos de procesos de crisis sociales locales. En definitiva un acción mancomunada de profesionales entregados al compromiso con el pueblo.
Ese desafío estratégico, es una de las búsquedas más importantes del debate de salud en la actualidad, después de cuatro años de arrasamiento de los sistemas de salud y el enterramiento de los valores de una cultura sanitaria que identifica al pueblo argentino, le da la impronta solidaria que el neoliberalismo colonialista, intentó borrar, en el mismo sentido que lo hizo con la Patria que pretendió enterrar.
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