Por: Camilo Porto Rojas | Línea Nacional Popular
¿Cuántas cosas, no?
Han pasado ya algunas semanas desde que Cristina Fernández de Kirchner anunciara la fórmula "F-F" a través de las redes. Desde ese entonces, comenzó un embate comunicacional de envergadura, aunque sin demasiado eco en la sociedad afectada por las políticas de miseria de la coalición gobernante.
Desde aquél día, los puntos de confrontación "Patria y Pueblo - Colonia y Oligarquía" se han intensificado. La aproximación de círculos políticos de raíz nacional, gobernadores, el grueso de los Movimientos Populares y las direcciones de la CGT y CTAs a la dupla Fernández Fernández da muestras de dicha radicalización. Los matices llamados "del medio" han comenzado a ser absorbidos por los sectores en pugna, obligando a sus dirigentes a optar por uno u otro centro de gravedad.
Sin embargo, el sector antinacional muestra fracturas evidentes. La catalización de sectores "del medio" por parte de la fórmula "F-F" no pareciera producirse de igual manera en la Alianza Cambiemos: la coalición liberal no tiende a absorber sectores cercanos a propuestas "de centro" como Alternativa Federal, sino a perder seguidores a manos de estas últimas.
Así y todo, existen sectores medios pendulantes. Su inestabilidad económica, aunque significativa, no ha alcanzado grados lo suficientemente intensos para tener que "votar con el bolsillo". No lo harán. Será preciso entonces operar sobre ellos con eficacia.
Por otro lado, es preciso señalar que el silencio del gobierno en derredor de su marcado deterioro puede mutar en una contraofensiva feroz. Se deberá prestar especial atención a como actúan los núcleos de inteligencia liberal oligárquica. Tanto el positivismo estéril como el derrotismo sin sentido pueden jugarnos en contra.
La crisis económica se acentúa. Los anuncios en torno a una supuesta "recuperación" son lisa y llanamente falsos. Carecen de rigor técnico y sobre todo son absolutamente inconexos con la realidad. Tal inconsistencia discursiva enfurece sobre la base sufriente, pero puede generar expectativas en las franjas medias. Es preciso entonces señalar los baches, la incoherencia y la ausencia total de racionalidad en la retórica oficial. Asimismo, se deberá exponer un programa sólido, creíble y de corto plazo en cuanto a la recuperación económica. La crítica obvia hacia el programa oficial no representa más que a los convencidos. Es necesario ofrecer una alternativa, explicarla y demostrar que su ejecución es posible.
Ha dicho CFK alguna vez, allá por el año 2000, que "un LIDERAZGO SOCIAL y un liderazgo de pensamiento NO SE CREA leyendo encuestas y DICIENDO LO OBVIO. Nadie crea liderazgo social diciendo lo obvio: que los pobres están mal, etc... No, hay que decir otras cosas."
Una verdadera alternativa de poder se construye en torno a un programa, tras del cual se encolumnen las grandes mayorias nacionales. ¿Qué y cómo vamos a hacer con...? De la síntesis al desarrollo; del desarrollo a la síntesis, debemos explicar cómo se sale de la crisis, comenzando quizás en el núcleo: por qué se produjo. Para ello, los puntos comunes no son propensos a buenos resultados. El economicismo, por su parte, suele ser un vicio de nuestras fuerzas que debe ser suprimido. Se debe dar paso a la explicación política de los grandes problemas nacionales. En tal sentido, la buena administración de los recursos propios debe ser un puntapié inicial para comenzar a recomponer ciertas representaciones horadadas en los últimos años. Tenemos en nuestro haber grandes dirigentes sociales y sindicales, excelentes cuadros políticos -muchos de ellos sin puesta en valor-, técnicos/as, científicos/as y economistas de gran capacidad, referentes barriales de considerable representación, valiosísimos comunicadores sociales -también ignorados- de gran profesionalismo y precisión política a la hora de informar. Es hora de organizar la fuerza propia para salir a convencer.
El fresco invernal de estos días -otoñales- es propicio para poner las ideas en funcionamiento. Un recurso no muy utilizado -por demás ninguneado- es el de nuestros pensadores. La Argentina encierra en su seno un desarrollo intelectual autóctono de inconmensurable capacidad capaz de operar sobre esta crítica realidad. El prejuicio y cierta obsecuencia política en las castas dirigenciales ha pretendido dispensar del pensamiento nacional, único nucleamiento intelectual que ha estudiado a fondo los problemas de nuestro país. A contramano, se han pretendido emplear parches, recetas extranjeras y marcos de interpretación de diversas disciplinas sin mayores resultados.
La puesta en valor de nuestros pensadores y pensadoras es una necesidad imperiosa, tanto de la actual etapa electoral como del proceso de reconstrucción nacional que vendrá.
Esperamos que la dirigencia popular atienda a estos y otros puntos que iremos vertiendo a través de este espacio.
Es momento de obrar en clave nacional. Si así lo hacemos, la victoria está asegurada.
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