Por: Luca Stecco | Línea Nacional Popular
El estado de salud de su hija Florencia agitó los rumores sobre lo que siempre fue una posibilidad: que Cristina Fernández de Kirchner decida no presentarse a las elecciones 2019.
Quienes militan en una organización y los que sin militar analizan la actividad política, entienden que lo principal no son los cargos a ocupar, sino la centralidad ganada a base de representación.
Dicho en criollo: más importante que el cargo es el poder. Aún en el caso de la presidencia de la nación, CFK puede tener el mismo poder que un delfín suyo y sin el desgaste diario de una gestión que promete ser intensa.
Estamos hablando de un hipotético renunciamiento histórico en pos de la unidad, cuya majestuosidad le permitiría negociar con anchas espaldas la postulación de alguien de su riñón, como Axel Kicillof. A cambio, quizás, de dejar en mano de los intendentes del PJ el candidato para la Provincia de Buenos Aires.
De todas maneras, de lo único que hoy se dispone es de conjeturas. Presentarse implica la chance de regresar para una reconstrucción nacional que demandará tiempo y esfuerzo. No hacerlo le otorgará el sobrado respeto de propios y extraños ante una jugada que patearía el tablero como no se tenga memoria en la democracia contemporánea.
La pelota, una vez más, la tiene ella. Y si decide no presentarse, los peronistas tendremos la oportunidad de, una vez por todas, hacer valer las ideas más allá de los liderazgos que la llevan a cabo.
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