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LOS PATRIOTAS LUCHAN POR LOS SUEÑOS COMPARTIDOS, EN SU COMPROMISO CON EL PUEBLO

Por: Jorge Rachid


Edición: Juan Ignacio Rojas | LNP - CEL

“Primero la Patria, después el Movimiento y por último los hombres”. “Ningún argentino se realiza, en una Comunidad que no se realiza”. Estas máximas del peronismo, sólo dos entre cientos que convocan a las construcciones colectivas, deberían ser lo primero en penetrar en la cultura del militante político.


No basta la degradación y caída del régimen para garantizar la recuperación del poder por parte del movimiento nacional y popular. Sólo la construcción permanente de organización, en el marco de la Comunidad Organizada, la movilización continua y la lucha, con clara identificación del enemigo, permitirá el retorno a la construcción de una Patria justa, libre y soberana, en camino a la Patria Grande.


Los Batallones de Morenos de San Martín, ni el Sargento Cabral, pensaron en los cargos cuando luchaban por la libertad de América Latina. Ninguno de nuestros criollos que junto a los caudillos, combatían el avasallamiento porteño sobre sus realidades locales, especulaba sobre espacios de poder. Ni Rosas ni Mansilla, ni los 200 patriotas muertos en Obligado, Tonelero y Quebracho, contra los Imperios Francés e Inglés, defendiendo soberanía, eran calculadores de tiempos políticos.


Todos ellos, como las masas que despidieron a Irigoyen, que habían luchado en la Revolución del Parque, que lograron la ley Saenz Peña, ni los trabajadores de los Talleres Vasena, muertos por cientos que lograron los derechos esenciales del trabajador, querían puestos que no sean de lucha.

Los cientos de miles de trabajadores que rescataron a Perón de las garras de la reacción oligarca, un 17 de octubre, salieron sin pensar en vueltas obligadas, sino en luchar por un ideal. Los años de Resistencia Peronista, los mártires y héroes por miles, desaparecidos, exiliados, anónimos y conocidos, alfombraron los sueños de lucha de generaciones, siendo la transmisión oral doctrinaria por excelencia, de la identidad cultural del pueblo, que consolidó 70 años de construcción política.


Hoy una nueva sombra siniestra se abatió sobre América Latina que abarcó a nuestro país, en una de las páginas más vergonzosas de la historia de nuestros jóvenes 200 largos años. Esa prepotencia Imperial, una más de las que soportamos desde nuestros Padres Fundadores: San Martín, Artigas y Bolívar, nos convoca nuevamente a estar en lucha, junto al pueblo, con humildad de prédica, austeridad de vida y firmeza militante, persuadiendo, antes que mandando, con desprendimiento y vocación de servicio.

Nuestro pueblo está sufriendo una situación límite, por lo cual nuestro único objetivo debe ser terminar con esta pesadilla colonial y claudicante, para dedicar nuestros esfuerzos a la reconstrucción de la Patria.


“No serán los cargos los que honren a los hombres, sino los hombres quienes deben honrar los cargos”. Perón

Por esas premisas, la lucha hoy no es de espacios de poder dentro del Movimiento Nacional, sino de organización para la confrontación. No son lugares, sino trincheras lo que debemos ocupar, sin especular, ni calcular tiempos electorales. El enemigo juega fuerte, no se rendirá sin dar todas las batallas posibles, aún en decadencia, imaginando y ejecutando las máximas perversiones de su repertorio, como hace en el mundo, sembrando muerte y destrucción.


Debemos ser inteligentes, no entrar en el juego que nos proponen todos los días, lanzando conejos de madera, que discutimos como si fuesen temas de nuestra agenda. Construir nuestras propias convicciones, fijar prioridades, establecer estrategias, analizar al enemigo, observar el mundo, militar con criterio y paciencia en la construcción política con organización, será la garantía del éxito y la coronación de los esfuerzos compartidos.

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