Por: Camilo Porto Rojas | Línea Nacional Popular
¿Cuánta lluvia, no? En los últimos días, Buenos Aires pareciera haberse transformado en la gris y lluviosa Londres. Las nubes oscuras y espesas recubren de cabo a rabo toda la extensión de la vieja Ciudad Puerto, impidiendo la entrada de rayo alguno del sol.
Sin embargo, en la Argentina profunda, el clima es otro.
Las jornadas electorales del día de ayer han sido categóricas y muestran la tendencia nacional, popular y federal que comienza a invadir cada rincón de la Patria.
Era esperable, Formosa celebró un contundente triunfo del gobernador Gildo Infran, quien triunfó con más del 70% de los votos. Del mismo modo, con 42.32% “El Alberto” Rodríguez Saa consolidó su hegemonía por sobre el conjunto de las fuerzas políticas de San Luís. En Tierra del Fuego, el radical Gustavo Melella alcanzó la gobernación del “sur del mundo” con 46.3%, derrotando a la justicialista Rosana Bertone –quien de inmediato se puso a disposición de Melella y de la fórmula Fernández Fernández-, convirtiéndose en el primer militante del Partido de la Concertación F.O.R.J.A. en convertirse en gobernador.
Un dato a destacar: la victoria del peronismo en la provincia de Santa Fe. El candidato Omar Perotti, con más del 40% de los votos, llevó al peronismo a recuperar una provincia ajena al movimiento nacional durante más de una década.
¿Qué está ocurriendo en nuestro país?
En las últimas elecciones legislativas del año 2017, la Alianza Cambiemos demostró una potencia singular. Es aceptable que el partido de gobierno obtenga un triunfo sólido en sus primeras legislativas. Sin embargo, tras el desastre social, económico y político producido entre 2016 y 2017, resultó por lo menos llamativo que las poblaciones del interior del país –las más castigadas de la gestión liberal conservadora– hayan optado por un guiño a Cambiemos. En dichos comicios, el oficialismo triunfó en 13 de las 24 provincias argentinas, obteniendo 108 diputadas/os y 24 senadoras/es. Tamaño triunfo se debió, en gran medida, a la inmensa dispersión del voto opositor. La crisis de representación social del peronismo, fracturado en una decena de micro-espacios, impidió que el voto opositor –mayoritario, ya en ese entonces– pudiera encontrar asidero en una propuesta sólida y unificada.
En los últimos meses, tras la decisión del peronismo y demás sectores del Campo Nacional Popular de unir fuerzas en pos de derrotar al modelo oligárquico, se volteó la taba. De las últimas 16 elecciones provinciales, la Alianza Cambiemos fue derrotada en 13 de ellas, logrando sostener solamente 3 gobernaciones: Mendoza, Corrientes y Jujuy. Sin embargo, tanto en Jujuy como en Mendoza, la coalición gobernante perdió altos grados de representación popular. Comparando con 2015, el jujeño Gerardo Morales perdió el -14.6% de sus electores a manos de otras fuerzas. En el caso de Mendoza, las tres listas del Frente Cambia Mendoza lograron aunar un 42.89% del electorado, que en comparación con el 48.38% de la lista única de Alfredo Cornejo, contrajo su representación un -5.49%. Sólo en el caso de Corrientes, la tendencia liberal conservadora parece mantenerse estable.
La proyección de la Alianza Cambiemos tiende a perder electores cada día que pasa. La fractura de Argentina Federal –proyecto engendrado por el oficialismo para absorber votos peronistas– ha sido un duro revés. La fórmula de Roberto Lavagna y el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey pescan votos del lago oficialista, horadando el margen de representación del presidente Macri. Asimismo, la tensión entre Cambiemos y la UCR no parece encontrar solución temprana. Sólo queda esperar que la presencia del falso justicialista Miguel Pichetto raspe votos cordobeses. El silencio de Juan Schiaretti resuena, como el relámpago en estas noches tormentosas, en las cabezas del presidente y su equipo.
Las provincias del interior han sido a lo largo de toda nuestra historia el gran adversario de los intereses de la oligarquía pampeana, de las fuerzas anti-nacionales y de los imperialismos de turno. En ellas reside el origen de las luchas nacionales por la autodeterminación de nuestro país. Desde los albores mismos de la Patria, la burguesía comercial porteña y los ganaderos bonaerenses han usufructuado mezquinamente las riquezas nacionales a costa del hambre y la miseria de los pueblos del interior. Las más grandes masacres jamás vistas en continente alguno se han cometido contra la Argentina federal, americana y plebeya de las provincias. Esta conciencia histórica, aunque adormecida durante algunos períodos de nuestra vida nacional, late en cada hombre y cada mujer de nuestro país profundo. El peronismo, cuando supo leer esta realidad intrínseca de nuestra historia, representó la mejor tradición federal y criolla de nuestro Pueblo. En cambio, cuando pretendió subordinar las particularidades de las provincias y sus pueblos a las proyecciones localistas de la dirigencia porteña, ha perdido representación, dando lugar a fuerzas políticas autóctonas, localistas, de gran arraigo popular, pero autónomas a proyectos de envergadura nacional. Tales han sido los casos del Movimiento Popular Neuquino, entre otros.
Esta Argentina Federal, heredera de cuchillo y tacuara, de montonera y malón, de heroicas victorias y trágicas derrotas; esta Argentina de alambrado y fusilamientos, de tierra manchada sangre lavada por torrentes de angustiante lluvia; esta Argentina donde no hay tiempo ni formas definidas; esta Argentina de guitarras y charangos, de bombos y cajas; esta Argentina de polvo y sombras, de vidalas riojanas y coplas santiagueñas; esta Argentina tan odiada por Mitre, por Sarmiento, por la alta sociedad porteña, por la opulenta y ubérrima Oligarquía Pampeana, es la Argentina que se levanta en contra de sus verdugos, reencarnados en la Alianza Cambiemos y corporizados en el presidente Macri.
Son las ocho… la lluvia cae… Pero el sol glorioso de la Independencia viene llegando de norte a sur a estas tierras.
Se percibe… Se siente…
El sol sale, y es Federal.
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