LA RECONSTRUCCIÓN NACIONAL, POPULAR Y EMANCIPADORA SERÍA UN AIRE FRESCO EN AMÉRICA LATINA
Por: Jorge Rachid
Los pueblos latinoamericanos, han sido avasallados en su calidad de vida y sus expectativas, a partir de la ferocidad brutal de los procesos políticos, empujados por el Departamento de Estado de EEUU y su herramienta disciplinadora, el FMI. Los cipayos vernáculos hicieron el trabajo.
Convertir los Bancos Centrales en timbas financieras: lo hicieron; producir los ajustes que generaron acumulación de riquezas a los sectores concentrados de la economía: lo hicieron; privatizar los servicios solidarios previsionales y de salud y educación: lo hicieron; primarizar las economías y devastar las industrias: lo hicieron. En todos los países igual, arrasando soberanías y deteriorando democracias.
Alguien puede pensar acaso que eso es producto de determinaciones nacionales, que hasta poco tiempo antes habían construido la Patria Grande, sueño postergado por la balcanización inglesa del siglo XlX, apuntalada por la Doctrina Monroe que en el siglo XX, que determino las múltiples invasiones y golpes de estado, propiciados por EEUU, que ocasionaron cientos de miles de muertes de compatriotas latinoamericanos.
Desde la apropiación de la mitad de México al asesinato de Allende en Chile y los 30 mil desaparecidos de nuestro país, la presencia de EEUU siempre fue nefasta para los desarrollos estratégicos de los países, que por períodos cortos pudieron construir destino, hasta que las garras imperiales, marcaron su presencia.
Como hoy, con la oleada de golpes parlamentarios, procesos judiciales amañados, medios hegemónicos socios del poder, fondos de inversión supranacionales arrasando economías, construyeron una supuesta lógica neoliberal, de colonización cultural y política, eje actual de la batalla emancipadora.
Entonces la reconstrucción del país, de la mano del “populismo” peronista y su sistema de alianzas del Frente Patriótico, constituye una reparación al dolor social de nuestro pueblo y volver a colocarle un freno profundo a los planes y diseños imperiales a nuestro país, como lo alertó Perón, el 1ª de mayo de 1974 en su testamento político: Modelo Argentino para un Proyecto Nacional. “Vendrán por los recursos con nosotros o sin nosotros y dependerá de la capacidad de los argentinos para defenderlos”.
Será sólo la capacidad de organización y lucha del pueblo argentino, la herramienta de recuperación del gobierno, para comenzar a construir poder popular, principal elemento de control democrático para los tiempos venideros, que serán acosados por un enemigo que no se rendirá en sus anhelos y empleará todos sus recursos para impedir al pueblo construir su destino.
Por los tanto lo peor que puede suceder es “comenzar a comer el guiso de liebre, sin haberla cazado”, como ocurre cuando se discuten candidaturas menores, sin un marco estratégico de país, cuando no se comprende al situación internacional, cuando se deja de verificar los tiempos reemplazándolos por voluntarismo. Ese escenario constituye fragmentación y división, alienta al enemigo y devela al neoliberal que todos llevamos adentro, después de 45 años de cultura dominante, que llevó al sectarismo que divide.
Los próximos meses serán de lucha y organización, calle y movilización, evitando que la desesperación del enemigo siga arrasando derechos, ajustando con muertes, desparramando dolor en el pueblo argentino y angustias que enferman. La lucha política hoy no es por un cargo, es por la Patria, porque es el pueblo y la Patria quienes están en peligro.
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