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La BACTERIA MÁS CONTAGIOSa

Actualizado: 22 mar 2019

Juan Ignacio Rojas | Línea Nacional Popular | CEL

Ilustración: Juan Ignacio Rojas | Línea Nacional Popular | CEL

No puede pasar desapercibido que hoy en la Argentina existe indudablemente una nueva oleada inmigratoria.


A lo largo de su historia, la Argentina ha sido testigo de grandes oleadas migratorias. Me voy a centrar mas que nada en las últimas tres: las dos primeras, acontecidas entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX con la que gran parte de los argentinos tenemos un enlace directo, en tanto poseemos al menos una familia con 2 o 3 generaciones en el país de origen europeo. La mayoría somos nietos y bisnietos de italianos y españoles, en ese orden cuantitativo. La tercera, de los años 80 y los 90’s cuyos protagonistas fueron países limítrofes, mayormente de la región suramericana como lo son Chile, Paraguay y Bolivia.


Hoy es muy normal ir a un café, tomarse un Uber, pedir comida por Rappi, etc, y encontrarse con un laburante venezolano o un colombiano llegados en los últimos tiempos.


Si ponemos atención veremos un dato curioso: todas estas oleadas inmigratorias han ocurrido en los momentos menos favorables para la clase trabajadora en la argentina. Durante los gobiernos del Conservadurismo del PAN o durante las crisis y Gobiernos Neoliberales.


¿Es acaso alguna clase de iniciativa por parte de estos regímenes para generar un ejército de reserva que favorezca la posibilidad de una flexibilización laboral?


Desde ya podemos afirmar que esto sí sucedió durante los tiempos del Conservadurismo, propagandeando la idea de hacerse la América en Argentina, pero fue muy sutil en los últimos dos gobiernos Neoliberales como para poder avistarlo tan fácilmente.


Cabe aclarar, que este gobierno ha roto los limites del neoliberalismo por la gran influencia y protagonismo de la clase Oligarca argentina, que durante muchos años había actuado detrás de escena en los gobiernos de turno.


Otra cosa que podemos dar por hecho es que esta nueva oleada inmigratoria contribuye a generar un nuevo ejercito de reserva, siempre tiene que haber alguien que pueda ocupar el lugar de otro con menos requisitos. Aunque vos me dirás “es muy simple generar desocupación, no es necesaria una oleada inmigratoria para generar un ejército de reserva”. Y es ahí donde está el gran problema con que se encuentra la clase dominante.


Desde el nacimiento de la fuerza gremial y el momento culmine en su historia que tiene su pedestal en el 17 de octubre de 1945, el Movimiento Obrero argentino apoyado en su fuerte estructura sindical no es solo un actor mas de la vida política del país, se ha vuelto una potente influencia cultural y el núcleo de la historia argentina desde hace más de un siglo y medio.


La clase sindical y el sentimiento Peronista es la primera barricada entre de los derechos de los trabajadores y los gobernantes. Desde 1945 hasta hoy, las clases dominantes, en ninguna de todas sus variedades y matices, ha podido doblegar por demasiado tiempo a un pueblo que se ha organizado y familiarizado con la herramienta más fuerte de los trabajadores, que es el Sindicalismo.


¿Adónde quiero llegar con esto, y por qué he realizado todo este recorrido desde oleadas inmigratorias hasta el modelo sindical argentino? Porque quiero dejar en claro que hoy en día, esa cultura arraigada en el sindicalismo es el mas fuerte escudo de las medidas liberales y oligarcas, y que necesitan de una nueva idiosincrasia ajena a todo eso para poder gobernar a un pueblo dócil, y libre de las “mañas” del sindicalismo argentino.


Pero como se ha dicho alguna vez, “¡El Peronismo es el hecho maldito del país burgués” y he de agregar, su bacteria más contagiosa es el Espíritu Sindical!

Concluyo este preámbulo para decir, que como en aquellos tiempos donde italianos y españoles anarquistas se organizaban contra la explotación, hoy lo hacen los que son protagonistas de esta nueva clase de explotación que es la Uberización del mercado laboral.


“Queremos que cumplas tus metas”


No ahondaré mucho en las especificaciones de este nuevo tipo de explotación y trabajo sumamente precarizado, no regulado y obviamente sin un sindicato o estatutos de defensa laboral, que son todas estas Plataformas digitales (Apps) (Uber, Rappi, Glovo, etc.). Proponen un tipo de trabajo colaborativo, donde te sitúan como “Socio” de la empresa, y no un empleado. Por lo tanto, vos “Sos tu propio jefe” y encarnan de la manera más literal posible la filosofía meritocrática donde trabajas lo que vos quieras y cuando quieras; mientras más trabajes, más ganas, aunque con un ranking que te baja en la categoría si es que descansas demasiado y no aceptas entregas en un determinado intervalo de tiempo.


No tardaron mucho en contagiarse: fueron los “Rappitenderos” los que tomaron esta iniciativa de lucha a través de una “Huelga Online”, que estalló con la nueva medida que impulsó Rappi sobre “precios diferenciados”, que sumían a los repartidores mas antiguos con peores viajes frente a los nuevos con viajes más rentables para atraer a nuevos repartidores.


Hace solo unos días los trabajadores de Uber, Rappi y Glovo se organizaron para presentar la Asociación de Personal de Plataformas (APP). ¡Solo en Argentina se dan las condiciones históricas, culturales y coyunturales para que semejante cosa suceda! Es el primer Sindicato de plataformas digitales de América toda. El elegido para Secretario general es un trabajador de nacionalidad venezolana. Son en su mayoría venezolanos y colombianos los protagonistas de estos sucesos. Este hecho representa una desgracia para un gobierno que no necesita mas que un pueblo flexible a los aparateos empresariales de contratos basura y flexibilización laboral.


Esto es precisamente una de las tantas cosas a la que llaman “abrirse al mundo”: inversiones traídas con base en un mercado laboral dócil, que las culturas cerradas y nacionalistas son el atraso, que estábamos aislados del mundo, que esto es el “Progreso”, la “modernización”, la inmersión a un sistema globalizado, que es el enriquecimiento cultural. Y que consiste lisa y llanamente en entregarse a las reglas del juego de los sectores más concentrado del sistema financiero Internacional.

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