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INCOMUNICACIÓN | Es posible fracasar…

Por: Camilo Porto Rojas | LNP - CEL


“El gran secreto está en no cometer los grandes errores, porque los que llevan al fracaso no son los pequeños errores, cuando hay grandes aciertos. Los que llevan a la derrota en las luchas políticas son los grandes errores, aun cuando los aciertos, aunque numerosos, sean pequeños”

Juan D. Perón (Conducción Política)


Con la terquedad que nos caracteriza, insistimos en los planteos surgidos de nuestros trabajos anteriores. Ya que los problemas tácticos, como ciertas enfermedades, sólo pueden remediarse si se las agarra a tiempo.


CONCEPTOS

La Política es una actividad que se practica en función de modificar las relaciones de poder existentes en un medio determinado. Dicho medio posee características específicas influenciadas por elementos espaciales, temporales, etc. La lucha política es la disputa entre dos o más sectores por la hegemonía del medio en que se desarrolla la pugna. En el campo cultural, el medio a conquistar no es otro que la Conciencia de las grandes mayorías. Ésta disputa puede darse tanto en el terreno de la Geopolítica –entre naciones y/o bloques dominantes y dominados– como en el terreno de la política interna –lucha de Clases, nacionales, étnicas, religiosas, etc.– de un territorio determinado. En el ámbito interno de un Movimiento Político, la acción política se desarrolla en diversos niveles conforme el rol que ocupe en éste cada sector y/o individuo. De arriba hacia abajo; de la periferia al centro, cada uno cumple un papel específico en las acciones que el Movimiento lleva adelante para alcanzar sus objetivos. Por la naturaleza propia de la organización política, los errores surgidos en el centro repercutirán negativamente en las bases del Movimiento y viceversa.


INFORMACIÓN: CONOCIMIENTO

PARA LA ACCIÓN

Uno de los puntos centrales en la acción política es el conocimiento de la situación. Si afirmamos que la acción política pretende, como hemos dicho, modificar las relaciones de poder existentes en un medio, el conocimiento profundo de dicho medio, es decir la información que se tenga de éste, resulta determinante. ¿A qué nos referimos? A que el militante que se dispone a ejecutar una acción política debe conocer el conjunto de los elementos que conforman a la situación en la que se opera. Esto es: conocimiento del objetivo estratégico; conocimiento de los objetivos tácticos mediatos e inmediatos; conocimiento de los elementos espacio/tiempo en que se desarrolla la acción; conocimiento de las razones que inspiran dichos objetivos; conocimiento de los actores que operan en el medio; conocimiento pleno de la correlación de fuerzas entre el adversario y el riñón propio, así como de las fortalezas y debilidades de las partes, etc. Dichos principios deben ser conocidos tanto por la conducción estratégica como por los diversos dispositivos tácticos del Movimiento: no importa cuán prolijo sea el accionar de las dirigencias; si los fundamentos de la acción en curso no son comprendidos cabalmente por las bases, el resultado suele ser negativo.


Es esto último lo que nos lleva a verter estas reflexiones, toda vez que es precisamente ésta la situación que, según entendemos, estamos atravesando actualmente.

Según lo dicho, en la disputa política cada sector actuará tan bien como bien informado esté. En política, el grueso de los aciertos y errores que se cometen están ligados a la buena o mala información de la que se disponga, por lo que el análisis minucioso de la realidad que se pretende transformar resulta más que indispensable. Ocurre que en política sucede como en la ciencia: si no existe un procedimiento adecuado para el objeto/sujeto de estudio, las conclusiones a las que llegaremos y con las que actuaremos nos conducirán inevitablemente al fracaso.


DÉFICIT COMUNICACIONAL DEL

GOBIERNO POPULAR


¿Hacia dónde vamos?


Resulta que una acción de gobierno, por buena que sea, no penetrará de forma correcta en la masa si no se vertebra en una buena comunicación. Y una buena comunicación implica la comprensión profunda –desde el ministro que proyecta la política pública hasta los últimos beneficiarios de ésta– de los elementos que inspiran el accionar gubernamental.

En sus primeros 40 días de gobierno, Alberto Fernández ha obrado en función de lo esperado. El marco teórico de corte liberal oligárquico que orientó la política económica del gobierno de Mauricio Macri ha sido desplazado y reemplazado por un esquema productivo de orientación nacional popular: los primeros pasos se han ordenado en función de cortar la sangría y estimular el crecimiento. Sin embargo, el déficit comunicacional del gobierno popular, tanto para informar al conjunto de la población como para desplegar los lineamientos básicos de sus políticas en las bases del Movimiento, es ostensible. Los ejemplos son muchos. Más nos detendremos en el elemento que inspira estas líneas: el llamado “congelamiento de las jubilaciones”.


EL CASO DEL “CONGELAMIENTO DE LAS JUBILACIONES”


En las últimas semanas, las voces de los partidos Demo-Liberales se han alzado a Diestra y Siniestra, en defensa de los “pobres jubilados, víctimas del ajuste del gobierno de Alberto Fernández”. Sin mucho esfuerzo, las fuerzas opositoras han instalado por medio de la prensa en sus diversas formas una verdadera falacia. ¿Cómo saber cuándo una mentira se ha instalado como “realidad” en el Sentido Común? Cuando los propios comienzan a discutirla como un “error del gobierno” al que apoyan. En efecto, algunas de las medidas del gobierno popular, como la que nos atañe en este artículo, han sido cuestionadas por los partidarios de la gestión Fernández como “flaquezas” o “concesiones” cuestionables. Sin embargo, al analizar dichas medidas notaremos que no hay tal error, sino por el contrario, se ha obrado en función de los intereses de los más humildes.


El bono de $10 mil otorgado en dos partes al conjunto de trabajadores inactivos que perciben la jubilación mínima contempla a la inmensa mayoría de los trabajadores/as inactivos/as, dejando fuera a un sector por demás minoritario. Por otro lado, las medidas dispuestas por la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva no implican en lo absoluto un “congelamiento” de las jubilaciones, sino la suspensión transitoria del aumento en función de la modificación del método de cálculo para la actualización de haberes. En este sentido, debe recordarse que la fórmula actual es aquella que dispuso la Ley de Reforma Previsional que a fines del 2017 desató las más masivas movilizaciones de la Clase Trabajadora que terminaron en sangrientas represiones los días 14, 17 y 18 de diciembre de dicho año. Esta fórmula supone en el escenario actual un aumento que, de pagarse, lesionaría severamente la capacidad crediticia del gobierno para asistir a los más vulnerables.


En síntesis, de lo que se trata es de favorecer, primero, a los sectores más golpeados por las políticas de Mauricio Macri para después beneficiar al conjunto. Así se ha actuado en el sector público y privado del trabajo activo, en el sector empresarial –donde se favoreció principalmente a la Pequeña y Mediana Empresa– y en el resto de los sectores de la vida nacional. Volviendo a los jubilados, mientras la fórmula de actualización se encuentra en análisis, la disminución porcentual de intereses de los créditos de ANSES y la suspensión de su cobro por tres meses, la paralización del precio de los medicamentos y su reducción en un 8%, el freno de los aumentos en servicios públicos, la política de control de precios, el metódico control del valor del dólar y otras medidas del mismo corte impiden la depreciación del poder adquisitivo de la masa inactiva no alcanzada por el bono. Hace pocos días, por medio del titular de ANSES Alejandro Vanoli, el gobierno aseveró que el primer aumento jubilatorio será una suma fija –al igual que se hizo con la masa trabajadora activa– que regiría hasta que la nueva fórmula jubilatoria esté en vigencia.


Es ostensible que el daño ocasionado por la depredación liberal oligárquica en 4 años posee dimensiones desproporcionales en relación al remedio ofrecido por el gobierno popular. En tal sentido, si la capacidad estatal heredada resulta momentáneamente estéril para dar respuestas sólidas al Pueblo sufriente, dicha situación debe ser correctamente informada a la comunidad, así como al conjunto de la militancia popular que pondrá el cuerpo en la prédica territorial. No basta con paralizar los aumentos salariales de los legisladores nacionales; es necesario avanzar hacia una herramienta comunicacional apta para el tiempo en que se vive.


LAS RAZONES DEL DÉFICIT COMUNICACIONAL

Resulta apreciable que la comunicación del gobierno de Alberto Fernández es al menos torpe. Las razones de dicho déficit son diversas: el actual desinterés del presidente en promover la regulación de los grandes monopolios comunicacionales, la inocente creencia por parte de algunos funcionarios de que “el Pueblo sabe de dónde viene la información que consume”, la inexistencia coyuntural de un método comunicacional acorde a las necesidades de la gestión, la delegación de la comunicación en manos de sectores determinados que no representan el pensamiento del conjunto del Campo Popular ni el espíritu del Proyecto Nacional, entre otras.


Dos de los elementos a destacar que impiden una comunicación certera y fluida son 1) la decisión por parte de la dirigencia nacional de no inculpar a la Alianza Cambiemos del descalabre económico; y 2) la inexistencia de un aparato comunicacional sólido y potente que distribuya dicha información.


Respecto a éste último punto, debemos decir que las nuevas autoridades de la Radio y Televisión Pública han asumido sus funciones hace pocos días. Aguardaremos con prudencia que el desarrollo de la comunicación oficial de sus primeros pasos antes de referirnos al respecto. Sin embargo, podemos aseverar que el discurso de asunción de la nueva presidenta de Radio y Televisión Argentina (RTA) Rosario Lufrano ha expresado algunos ítems trascendentes:


"Hay muchos argentinos que lo han pasado muy mal (…) y nuestra misión desde los medios públicos es mostrar el daño que se ha hecho, tomar conciencia de que es un país donde el hambre ha vuelto a ser una realidad. (...) Cuando no te lo cuenten en otro lado, va a estar la TV Pública, va a estar la Radio Pública para decir de qué se trata. Ese 'Nunca Más' lo tenemos que construir entre todos. Eso es lo que vinimos a hacer. (...) Venimos con una tarea enorme (...) Hay que reconstruir el vínculo emocional con los trabajadores (de Prensa) -porque volvieron a ponerlos en un lugar de destrato- y hay que recomponer el vínculo con los ciudadanos".


Lufrano expresó un lineamento claro: reconstruir el vínculo con la comunidad implica establecer las bases de una comunicación pública organizada en función de informar al Pueblo. Asimismo, postuló que dicha información no sólo debe ser nutrida de las acciones de gobierno, sino también de las calamidades que padece el Pueblo a causa de sus enemigos.


LA NECESIDAD DE UN APARATO COMUNICACIONAL PÚBLICO

Los conceptos vertidos por las nuevas autoridades de RTA no solamente estimularon la reacción opositora, que rápidamente rechazó la figura de Lufrano al frente de la comunicación pública; también fue vista como “extremista” por ciertos sectores del riñón propio. Cabe destacar la existencia de ciertos prejuicios en derredor de los llamados “aparatos comunicacionales”.


Es de destacar que a lo largo de la historia, todo régimen, tanto totalitario como democrático, contó con un sólido aparato de propaganda como apoyatura de sus actos de gobierno. Criticados hasta el hartazgo, dichos aparatos han sido utilizados desde la Rusia soviética hasta la USA capitalista; ésta última, portadora de una extraordinaria maquinaria comunicacional que supo explotar en forma magistral la prensa pública, la televisión, el cine, los comics, la radio, las caricaturas infantiles; todo perfectamente ordenado en función de sostener el relato de una potencia en conflicto abierto con otra. Así lo hace la Europa contra la inmigración africana; así lo ha hecho hasta hace poco el gobierno boliviano del MAS en defensa de las comunidades indígenas. ¿Es esto malo? En absoluto. La comunicación es una herramienta indispensable para cualquier proyecto, independientemente de los objetivos que se persiga.


En este sentido, combatir las artimañas de un aparato comunicacional opuesto a nuestros intereses implica, necesariamente, ostentar un aparato superior; jamás prescindir de él por infantiles ideas presuntamente democráticas. En la Argentina, la Oligarquía Pampeana sostuvo durante más de siglo y medio su hegemonía cultural gracias al infernal “aparato de Colonización Pedagógica” mitrista señalado en numerosos textos por Arturo Jauretche. Según el pensador nacional Aritz Recalde, “la palabra ‘aparato’ (…) da cuenta de un conjunto de instituciones que organizan y reproducen los contenidos de la colonización pedagógica". En este sentido, la intención que nos debe movilizar no debe ser la de “criticar por terrible” el aparato de colonización de la Oligarquía, sino estudiarlo en todas sus formas para así desarticularlo, creando para esto un aparato propio capaz de contrarrestar los embates del enemigo.


COMBATIR EL RELATO ENEMIGO

En cuanto al primer punto, debemos decir que resulta por lo menos preocupante, habida cuenta de los resultados obtenidos en términos comunicacionales en los últimos 40 días, la idea de dispensar en el discurso oficial de las razones que inspiran los actos gubernamentales. No hablar de las causas de la situación económica, política y social heredada conduce irremediablemente a un callejón sin salida. Según los datos obtenidos por este medio, no sólo existen grandes franjas medias de la población penetrada por el discurso de la prensa cipaya, sino que hasta los propios compañeros se han nutrido de prejuicios, absolutamente infundados, frente a ciertas medidas del gobierno a las que califican, en el mejor de los casos, de “errores”.


Cabe aclarar que la decisión de no denunciar lo que constituye una verdadera “pesada herencia” no es seguida a rajatabla por el conjunto de la dirigencia popular. Existen valiosas excepciones como los titulares de las carteras de Salud, Cultura y Economía que en sus intervenciones han señalado el origen del deterioro de sus áreas, denunciado sin pelo a en la lengua las más terribles infamias cometidas contra el Pueblo por el gobierno de Cambiemos. También lo han hecho numerosos intendentes y gobernadores del Frente de Todos ante su imposibilidad de dar respuestas inmediatas a las extremas necesidades de sus comunidades. Dicho esto, y hablando en rasgos generales, observamos que la táctica de “hacer sin criticar” no ha dado, en términos comunicacionales, resultados sobresalientes sino más bien mediocres. Se ha dicho que “el gobierno le ajustó a los jubilados”, que “reemplazó las paritarias por 4 mil pesos”, que el gobernador Kicillof ejecutó un “impuestazo del 75% a los bonaerenses”, que Alberto Fernández “se alineó con los Estados Unidos” en el “tema Venezuela”, entre otras falacias sin que existiese un contradiscurso certero para desarticular la mentira.


Más allá de la elocuente retórica del presidente, cuyas intervenciones suelen “ordenar el gallinero”, no existen expresiones de mandos medios que se orienten a combatir la retórica opositora. ¿Por qué la Clase Media estaría dispuesta a estar en segundo lugar, detrás de los más humildes, sin más explicación que la que brinda la prensa enemiga que consume? ¿Por qué los Estatales se contentarían con un aumento de tan sólo 4 mil pesos, siendo uno de los sectores que más poder adquisitivo han perdido durante los últimos 4 años? ¿Por qué los jubilados que cobran por encima de los 20 mil pesos estarían dispuestos a permanecer sin aumentos si no se los persuade con fundamentos sólidos que las medidas adoptadas son las mejores? La solidaridad es una virtud que se debe trabajar en profundo. Juan Perón solía decir que en el mundo existe un 10% de idealistas y un 90% de materialistas. Esta aseveración del líder popular no debe afligirnos, sino llamarnos la atención en derredor del qué hacer. No se puede esperar que la masa actúe sin orientación firme. Se debe tomar el toro por las astas y operar sobre la Comunidad de tal manera que se entienda que la crisis heredada, al menos en términos económico – sociales, se asemeja a la de un período de posguerra.


En este tramo –sobre todo en éste– es necesario sentar las bases de un discurso oficial sólido que inspire la confianza suficiente para contener a los propios e informar al conjunto de la situación heredada. Para ello, resulta indispensable una estructura comunicacional de envergadura que permita al gobierno informar en igualdad de condiciones con la prensa enemiga. En tiempos de crisis, los gobiernos nacionales deben actuar con el mayor apoyo posible. Dicho soporte emana de la voluntad del Pueblo de acompañarlo en sus medidas y bregar por la continuidad del proyecto que les asegura un bienestar perdurable. Sin el concurso de las grandes mayorías, las intenciones por buenas que fueran sólo se traducirán en logros transitorios. El Proyecto Nacional requiere de un Pueblo informado y una militancia popular firme y dispuesta a acompañar los actos de gobierno. Asegurar estos nos garantizará, en gran parte, el éxito de la gestión nacional popular. Un gobierno que decide abandonar el campo de la comunicación al enemigo es un gobierno que permite voluntariamente que su imagen sea construida por el adversario. La información y la comunicación deberán ser el soporte sobre el cual la defensa de los intereses del Pueblo, que son los intereses de la Nación, se paren para dar pelea a la más inconmensurable maquinaria de colonización pedagógica jamás conocida en la región.

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