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EPIDEMIOLOGÍA CRÍTICA

Actualizado: 22 mar 2019

Por: Jorge Rachid


Ilustración: Juan Ignacio Rojas | Línea Nacional Popular | CEL

Con motivo de múltiples consultas acerca del estado de salud sobre detenidos políticos, compañeros y compañeras perseguidos y judicializados, se hace necesario hacer algunas reflexiones, sobre esta rama de la medicina poco conocida, escondida por la Academia y el poder, por desnudar los acontecimientos que impactan en la salud, por motivos lejanos a los conocidos habitualmente.


Ramón Carrillo, primer Ministro de Salud de la Nación, sentó las bases de la Medicina Social en Latinoamérica, que apuntó en el Primer Plan Quinquenal de Perón y en la Constitución Nacional de 1949, donde desde la función social de la propiedad hasta los derechos de los trabajadores, apuntalaban la salud del pueblo.


En efecto, privilegiando el paradigma de la prevención por sobre la atención de la enfermedad, Carrillo plantea que “el mejor plan de salud, es agua corriente y cloacas” y a continuación nos alerta: “los virus y las bacterias, son pobres causas de enfermedades al lado de la pobreza, la miseria y la exclusión social”, sentando las bases de lo que hoy se estudia en el mundo como Epidemiología Crítica, es decir las determinantes sociales que afectan la salud de los pueblos.


Desde los miedos a las inseguridades sociales, desde proyectos de vida a laborales, las noticias catastróficas, la pérdida del empleo, las guerras con destrucción, muertes, desplazamientos humanos, genocidios de todo tipo, ingenierías sociales, dolor social profundo, persecuciones, encarcelamientos, cambios climáticos, temporales, ciclones, inundaciones y todo aquello que nos circunda, forma parte del vasto mundo de la lucha entre la enfermedad y la salud, entre el ataque y el equilibrio metabólico, la mente y el cuerpo como unidad indestructible, sistémica, única, que se ve sometida a esos múltiples avatares.


Por lo tanto, como bien planteaba Carrillo, en especial en su desarrollo de las charlas sobre “Guerra Psicológica”, brindada en los años 50 a las fuerzas armadas, previniendo desde entonces, las acciones de las falsas noticias sobre las tropas, los mecanismos de inteligencia y contra inteligencia y sus acción de condicionamiento sobre los pueblos entre otras cuestiones, el impacto de las situaciones cotidianas sobre la salud de los pueblos, también es un arma a instrumentar por el enemigo de la Patria, como estamos viviendo en esta etapa neocolonial de la Argentina.


No es casual entonces que la mayoría de las determinaciones de invalidez en nuestro país, por disparar enfermedades invalidantes, se produzcan entre los 6 meses el año de producido el despido. Ese hecho produce en el organismo de los individuos una baja en su sistema inmunológico por el cuadro llamado inmunodepresión, que permite el desarrollo de enfermedades en los “flancos débiles”, por llamarlo de alguna manera vulgar, de su genética, que cada uno de nosotros posee en su cadena de ADN.


La pregunta es: ¿hubiese aparecido esta enfermedad invalidante de no mediar las circunstancias de la caída de su proyecto de vida? Sería contra fáctico afirmarlo, pero la Epidemiología lo confirma, cuando los acontecimientos sociales descriptos se desarrollan con intensidad, como lo sufrimos hoy en nuestro país, frente a la crisis y el ajuste, la falta de perspectivas para nosotros y nuestros hijos, la imposibilidad de planificar la vida, al decir de Cristina Kirchner,

“nos han desorganizado la vida”.

Bueno, esa desorganización produce enfermedades, altera los mecanismos íntimos del funcionamiento metabólico de nuestros cuerpos, nos condiciona como seres humanos. Es parte de la estrategia del enemigo, como nos alertaba Carrillo en esos años en plena guerra fría, retomada después por Umberto Eco en sus libros “La estrategia de la ilusión” y “Apocalípticos e integrados”, técnicas comunicacionales instrumentadas por el poder real, entonces y ahora el imperialismo y sus agentes locales.


Hoy lo vivimos los argentinos con intensidad, por eso el mejor plan de salud, parafraseando al maestro Carrillo, es retomar el poder y ejercerlo, para felicidad del pueblo y la grandeza de la nación.


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