Por Luca Stecco
"Lo más grande que le he dado al Pueblo argentino: el empoderamiento popular, el empoderamiento ciudadano."
Una Cristina Kirchner afónica confesaba, ante medio millón de personas reunidas en Plaza de Mayo, su más preciado legado político al concluir su segundo mandato, aquel 9 de diciembre del año 2015.
Empoderamiento.
El término es novedoso para la vida política argentina. CFK lo utilizó aquella noche agregando: "Cada uno es el dirigente de su destino y el constructor de su vida." Emerge así en pleno S XXI el anhelo de un nuevo tipo de individuo crítico, consciente de sus derechos como ciudadano y distintivo que sabrá tomar las riendas individualmente cuando sus dirigentes traicionen su confianza.
Comunidad organizada.
Juan Perón sintetizó en su conferencia durante el Congreso Internacional de Filosofía, realizado en Mendoza en 1949, el esquema que trazó siendo Presidente. La comunidad organizada donde cada sector es un órgano que funciona bajo un objetivo común y superador. Allí, la participación trasciende la individualidad. Las llamadas organizaciones libres del pueblo como clubes, juntas vecinales o sindicatos juegan un papel clave como entidades colectivas que fortalecen la democracia.
Superación.
En el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico, organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLASCO) y llevado a cabo del 18 al 23 de Noviembre, la ex Presidenta brindó un interesante discurso en el que reinvindicó la figura de "Pueblo" como sujeto que está por encima de otras contradicciones. Esa conceptualización manifiesta en lo discursivo lo que viene desarrollando en la práctica con paciencia y en silencio: una construcción amplia que conlleva la sanación de viejas heridas con aliados claves durante los dos primeros gobiernos kirchneristas, como el sindicalismo y los movimientos sociales. Heridas que fueron aumentando a medida que ambos sectores se sintieron postergados del espacio político por una naciente juventud que no supo o no pudo afrontar la difícil tarea que había quedado vacante tras la muerte de Néstor Kirchner: integrar y aglutinar volumen político para la nueva etapa que se avecinaba para un ciclo que ya andaba entonces por su octavo año consecutivo en el Gobierno, con el natural desgaste que conlleva.
En los tiempos actuales, la Historia parece estar dando nuevas oportunidades. Aunque no se trata sólo de restaurar, sino de crear nuevos mecanismos de participación -como también expresó en el Foro de CLACSO- que combinen lo mejor de la lógica individual del empoderamiento con la tradición colectiva de las organizaciones libres del pueblo, dentro de una comunidad organizada del S XXI.
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