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ELECCIONES | Datos / Para entrarle al baile...

Por: Camilo Porto Rojas | Línea Nacional Popular


Ante la perplejidad de amplios sectores del Campo Nacional ante la significativa "performance" de la Alianza Juntos por el Cambio en las últimas elecciones, nos sentimos tentados de verter en la mesa algunos datos de la realidad.


(Advertencia al lector: los siguientes conceptos no contemplan la posible -no lo negamos- manipulación de números por parte del actual gobierno que algunos sectores ya han comenzado a denunciar. Sin embargo, de ser correctas dichas apelaciones, las apreciaciones que se expresan a continuación tendrán un sustento aún más sólido)


Pensemos:


1 - En las elecciones P.A.S.O., el Frente de Todos (FDT) alcanzó a representar un total de 12.205.938 votantes, mientras que la Alianza Juntos por El Cambio (JXC) logró obtener 8.121.689 votos.


2 - En los comicios generales, la lista que encabezó Alberto Fernández obtuvo un total de 12.473.709 votos; Mauricio Macri, 10.470.607.


3 - En blanco, El FDT aumentó su caudal de votantes por un total de 267.771 electores/as, mientras que JXC sumó una considerable cifra de 2.348.918 votantes.


4 - Es interesante destacar que en los comicios de octubre de 2011, cuando la actual vicepresidenta electa Cristina Fernández de Kirchner (CFK) obtuvo el histórico 54% de los votos, al 11.865.055 de compatriotas optaron por su continuidad al frente del gobierno; 3.684.970 votaron al socialista Hermes Binner; 2.443.016, al radical Ricardo Alfonsín; 399.685 a la Coalición Cívica de Elisa Carrió.


5 - Por otra parte, en el histórico Ballotage que culminó con la victoria de Mauricio Macri sobre Daniel Scioli, el primero obtuvo un categórico número de 12.988.349 electores, mientras que el segundo logró el acompañamiento de 12.309.575.


6 - Ahora bien, si observamos la diferencia obtenida entre las elecciones del 2011 y las del 2019, notaremos que el caudal de votantes con que Alberto y Cristina contaron para triunfar en primera vuelta se elevó notoriamente: se amplió el margen por 608.654 votos.


7 - Si realizamos el mismo ejercicio entre el 2015 y el 2019, la diferencia con los últimos comicios, aún tratándose de un ballotage, sigue marcando un crecimiento: se obtuvieron 164.134 votos más que en los últimos comicios.


8 - En cuanto a la representación del sector liberal oligárquico que hoy encarna JXC, la ecuación se revierte: Macri perdió entre el 2015 y el 2019 un total de -2.517.742‬.


Con los números en la mesa, y prestando especial atención a las cuentas, observaremos que, en términos de cantidad de votantes, la representación del Movimiento Nacional se ha ampliado considerablemente desde aquel 2011 lejano. Por el contrario, la trágica experiencia liberal oligárquica encabezada por Mauricio Macri ha producido un notorio deterioro en términos de la representación social que ostenta el futuro ex presidente.


Los conceptos vertidos para nada intentan esquivar el pelotazo. Será tarea de otro trabajo -próximo a publicar por nuestra Línea Nacional Popular- analizar el notorio repunte de JXC entre el 11 de agosto y el 27 de octubre. Con estas breves líneas, hemos pretendido precisamente entrarle al baile. No basta con expresar el desencanto o la plena satisfacción frente a un hecho determinado; es preciso desarmarlo, penetrar en cada una de sus partes, analizarlas y así llegar a un diagnóstico acertado. Esta obra maravillosa, propia del Ser Humano, que llamamos "Pensamiento" debe ser la principal herramienta de militancia en los tiempos venideros. No pretendemos estar en lo cierto; pretendemos pensar la realidad. Sólo así se podrá transformarla. Los resultados obtenidos en los últimos comicios son sólidos y devienen de una larga y dura resistencia por parte del Pueblo argentino afincado en sus organizaciones. El proceso ha sido largo, pero ha llegado a su fin. Resulta, sin embargo, llamativo como la victoria del Campo Nacional Popular ha sido devaluada -aún en la opinión de sus partidarios- por el 40% obtenido por el perdedor. Resulta así que el derrotado pareciera tener más mérito que el triunfador de la contienda. Nada más alejado de la realidad, habida cuenta de la correlación material de fuerzas entre ambos bandos. JXC contó con la estructura del Estado, la infernal maquinaria comunicacional pública y privada, las fuerzas coactivas, la justicia y el apoyo de la monarquía internacional; el FDT, con nada de ello: sólo con la voluntad de sus militantes, la convicción de sus dirigentes y un Pueblo decidido a terminar con su sufrimiento.


Sale a flote, pues, la duda: ¿De dónde proviene el desánimo? ¿A quién le sirve? Del descontrol de las emociones suele surgir la duda, la desconfianza y su derivado inmediato: la fractura.


Quien escribe estas líneas considera que el 40% obtenido por Mauricio Macri dista al menos unos puntos porcentuales de la realidad efectiva. Sin embargo, como hemos dicho al inicio de este trabajo, no pretendemos entrar en especulaciones antes de tiempo. Sólo señalar algunos puntos que merecen ser considerados. Como lo hemos señalado, las elecciones del 11 de marzo del 73', Hector J. Cámpora obtuvo el 49,56% de los votos. Sin embargo, las fuerzas antinacionales obtuvieron en conjunto un total superior al 50%. Aún tras 18 años de dictaduras militares, de proscripción del partido mayoritario, de torturas, fusilamientos, persecución política y desapariciones, la mitad del país optó por fuerzas ajenas al partido de las mayorías, quien efectivamente triunfó gracias a que dichas fuerzas se presentaron por separado. En los últimos comicios, JXC traccionó a prácticamente el conjunto del sector antiperonista de la sociedad. Sin embargo, fue derrotada.


De ser ciertos los números publicados por el escrutinio provisorio, el escenario para el Campo Nacional dista mucho de ser “complicado”. Posee un piso lo suficientemente sólido para empezar a trabajar. Mucho más que en 2003, cuando Néstor Kirchner se hizo de la presidencia con tan sólo un 22% de los votos. Ta tarea de reconstrucción del poder será difícil, más los recursos con los que contamos no son pocos.


Ante el desastre social, económico y político heredado, el desánimo es un lujo que el Pueblo no puede permitirse. Al menos, cuando dicha emoción es infundada por operaciones de aquellos que tanto daño nos han hecho. En tal sentido, el pensamiento debe primar por sobre toda percepción emocional. Pensar la realidad en clave nacional popular será la única alternativa. De lo contrario, corremos el riesgo -lejano pero posible- de volver a ser pensados por el enemigo, cayendo mansamente en su diabólica trampa, invisible siempre a los ojos de todo aquel que pretenda depositar la responsabilidad del análisis y el pensamiento en cabeza ajena.



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