EL VIGENTE Y ATACADO POR LAS FUERZAS DE LA REACCIÓN, EN SU HISTORIA
Por: Jorge Rachid
A mediados del siglo XlX, diversos autores de diferentes miradas y concepciones, desarrollaron teorías sobre las respuestas necesarias a los grandes interrogantes del hombre, fueron los filósofos de ese siglo, como continuidad de los griegos, fundadores de la cultura “occidental”.
Esos mismos griegos, cultivaban el pensamiento de otros filósofos en especial egipcios, negros del Nilo, que fueron invisibilizados por la historia. Esa cultura “occidental”, desde Europa en especial, no reconoció jamás otros pensamientos, nacidos de cunas diferentes, con historias y culturas lejanas, que sin embargo abonaron y llenaron de conocimientos a esos pueblos bárbaros, hasta entonces, como fueron pensadores como Averroes, Maimónides y otros árabes y judíos llegados de lugares lejanos.
El marxismo, nacido en ese siglo fijó una línea de pensamiento, que llevaron a la práctica, con diferentes concepciones, desde Lenín a Trosky, desde Mao a Fidel, con ejercicios del poder, que tuvieron sus propias improntas. Pensadores como Gramsci, Foucault, Sartre, Bobbio, por nombrar sólo algunos, reinterpretaron, esa base materialista dialéctica, desarrollada por Marx.
Pero esas mismas corrientes nunca reconocieron el pensamiento americano, moreno, profundo, criollo que desde Simón Rodriguez impregnando al Libertador Bolívar, como Aristóteles a Alejandro en la Macedonia antigua. Nunca entendieron que ese pensamiento anidaba en la cultura originaria, mezclada con las corrientes colonizadoras, dando paso a un sincretismo de subjetividades, nunca aceptado, por los “pensamientos hegemónicos”
Así sucesivamente desde Vasconcellos en México, hasta nuestro Manuel Ugarte en la Argentina, receptando a Rubén Darío de Nicaragua, Rodó de Uruguay, Mariátegui de Perú o antes Andrés Bello de toda América como Martí, que sólo fueron interpretados por Jean Jaurés en la ll Internacional, al plantear que los países coloniales o dependientes no podrían plantear la lucha de clases, sin plantearse antes la Liberación Nacional.
El pensamiento nacional americano vertebró en la Argentina, desde el último Alberdi a José Hernández, con basamento en los pensamientos de Artigas, Monteagudo, Dorrego, Rosas y San Martín, que durante el tránsito del siglo XlX al XX, fueron jalonando el pensamiento nacional, que incorporó a marxistas que entendieron que el único sujeto histórico, es el pueblo, que expresa con su conciencia y su identidad cultural, los tiempos y los espacios del poder político. Así sería imposible imaginar una biblioteca nacional, sin Puiggrós, Abelardo Ramos, Hernández Arregui, Real y otros, como fueron enterrados en la memoria por los enemigos de Patria, Astrada, Kush, Castellani, De La Riega, Fermín Chávez, con las omisiones, siempre caprichosas.
Fue Perón quien hizo el sincretismo del siglo XX, plantando en lo filosófico un eje en el Congreso de filosofía de Mendoza, el segundo en importancia del siglo XX, en 1949, donde emerge la Comunidad Organizada, síntesis de la superación de la democracia demoliberal burguesa, con el empoderamiento del Poder Popular. En ese Congreso del cual se cumplen 70 años, las ponencias de los pensadores americanos y europeos, permiten un cuerpo de ideas filosófico que viste la identidad y cultura de nuestro país, en donde las diferentes miradas desde Heidegger hasta los nuestros, intentan esa búsqueda llena de interrogantes de la vida, pero con arraigo en la visión de la tierra y la naturaleza de la Pachamama hasta las oleadas inmigrantes, que trajeron ideas solidarias del incipiente estado de bienestar, que Perón transformó en Justicia Social, al incorporar al pueblo como protagonista de la historia.
Ese Perón Filosófico que nos deja ese testamento político 60 días antes de morir: Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, en donde identifica al enemigo imperial y su voracidad insaciable sobre los recursos naturales de América latina, planteando que la única opción de enfrentarlo es como bloque continental, la Patria Grande.
Hemos reivindicado al Perón Conductor, Primer Trabajador, al tres veces Presidente, al Líder entre otras denominaciones, que siempre tuvieron las visiones de los tiempos, desde lo económico social, fue el primer Plan Quinquenal, desde lo político institucional que se plasmó en la Constitución Social de 1949 y desde lo filosófico el Congreso de Mendoza. Si además repasamos desde los discursos a los libros previos y posteriores a su gobierno, penetraremos el pensamiento profundo de un gobernante popular, que legó un bagaje de ideas de notable presente, por constituir, como las grandes corrientes del pensamiento, caminos de búsqueda con identidad y miradas propias, en este caso americana.
Sus libros previos Apuntes de Historia Militar y el Diccionario Español Mapuche, hasta los del exilio: La Fuerza es el Derecho de las Bestias y la Hora del Pueblo, entre otros escritos, como los aquellos bajo el seudónimo de Descartes, cuando era Presidente, muestran ese compromiso con el conjunto de ideas que visten la nacionalidad Latinoamericana.
Por eso el enemigo quiere borrar su historia, como quisieron enterrar los pensadores europeos desde Marx a Gramsci o enterrar conductores como Mao, Nasser, Sukarno, Fidel, Neto y tantos revolucionarios de raíz popular que fueron confluyendo en pensamientos liberadores, como La Tercera Posición Justicialista, motor del Movimiento de Países del Tercer Mundo inaugurado casi 12 años después de la salida de Perón del poder.
Entonces rescatar al Perón pensador, es recrearlo en cada etapa de la vida del pueblo, sin dogmatizarlo ni encasillarlo, lo cual le hace perder la fuerza intergeneracional necesaria para reconocer la construcción del pensamiento nacional, que los jóvenes abrazan, aún sin conocer a fondo, pero transmitidos por el Perón y Evita de hoy, que para ellos son Néstor y Cristina, que sin falsos preconceptos, lograron devolver identidad al Movimiento Nacional y Popular, latinoamericano y revolucionario de la Patria Grande.
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