Por: Camilo Porto Rojas | Línea Nacional Popular
Mate de por medio -como es de costumbre- pensamos...
El agradable clima cálido nos permite pensar sin la intervención dañina de las temperaturas extremas.
La movilización de las organizaciones de la Economía Popular fue impactante. A casi tres años y nueve meses del inicio de la gestión liberal oligárquica, su potencia social es más que apreciable.
El fenómeno de las organizaciones de la economía informal, agrupadas orgánicamente detrás de un proyecto común es una verdadera anomalía en el mundo. Sólo aquí, donde dicho sea de paso pasó el Peronismo, existe un fenómeno de semejantes características.
En este momento de la vida política nacional, la economía se encuentra en caída libre sin rebote aparente. Contra la inconmensurable carestía de la vida, estas organizaciones oponen un mísero salario social complementario inferior a los 8 mil pesos. El hambre se ha propagado por toda la nación como una peste irrefrenable. Con el hambre, las enfermedades derivadas de la insuficiencia nutricional que impacta fundamentalmente en niños y ancianos. Se prevé que en los próximos años, de no revertirse esta situación alarmante, generaciones enteras de argentinos y argentinas crecerán malnutridos, es decir, serán absolutamente vulnerables a todo tipo de infecciones, padecerán perdida de masa muscular, afecciones cardíacas, óseas y hasta cognitivas. Hoy mismo, cientas de miles de madres argentinas se alimentarán a mate cocido para dejarle a sus hijos e hijas algo de alimento.
La situación social es un verdadero hervidero. La respuesta del gobierno a la pavorosa situación que viven millones de compatriotas ha sido el agravio y el desprecio clasista. Tal ha sido la función de la escueta movilización de la reacción encaramada del pasado 24 de agosto, así como las declaraciones vertidas por la alta dirigencia liberal y sus pregoneros mediáticos. Ante el agravio, el "descarte" decide mantener la calma. Conoce a la perfección las consecuencias del desborde. La dirigencia social y popular ha demostrado una enorme responsabilidad con el momento histórico que atravesamos como nación, conteniendo el desborde y proyectándolo en acciones concretas en función de obtener resultados inmediatos. Toda violencia ejercida en defensa propia por los y las pobres de la Patria será respondida por el Estado con una violencia mayor y utilizada en función de justificar las acciones más infames contra la vida de quienes ya han sufrido y sufren demasiado.
Las demandas son concisas y absolutamente razonables: Ley de emergencia Alimentaria; prorroga de la Emergencia Social; aumento del Salario Social Complementario; convocatoria al Consejo del Salario con representación de los Movimientos Populares. Nada más ni nada menos que lo mínimo para la recomposición del tejido social para aguantar hasta diciembre. Asumido el nuevo gobierno, será otra la discusión y serán otros os interlocutores.
Como es de costumbre, la impactante movilización ha sido presentada por la prensa cipaya como una turba de bárbaros entorpeciendo el tránsito de "los que trabajan" con la única finalidad de asestar un golpe contundente al debilitado gobierno en función de acelerar su retirada. Nada más lejos de la realidad. Las organizaciones de la Economía Popular han demostrado con creces su compromiso con el "resguardo de la institucionalidad", no por "hacerle un favor al gobierno", sino por conciencia de que los que pagan los platos rotos en tiempos de crisis son ellos.
El gobierno de Mauricio Macri está terminado. No es necesario que lo "golpee" nadie. Su existencia misma es una anacronía. En poco tiempo comenzará una nueva era y las organizaciones de la Economía Popular quieren y deben ser parte de la toma de decisiones en derredor de los destinos de la Patria. La historia misma lo demanda. Y ellos lo exigen.
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