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Crónica 24m | EL LEGADO

Por Luca Stecco | Línea Nacional Popular

Ph: Luca Stecco | LNP

Desde antes de llegar al sitio convocado, en la vieja estación de Once se escuchan voces colectivas, al unísono: "a donde vayan los iremos a buscar." Son militantes de una agrupación peronista de San Antonio de Padua dirigiéndose hacia el centro porteño.


Sobre Avenida 9 de Julio se concentra el grueso de la gente que viene y va. Es que el Día de la Memoria tiene la particular característica de ser conmemorado sin demasiada rigidez horaria: la muchedumbre entra y sale cuando quiere, circulando miles de personas durante toda la jornada.


Como viene ocurriendo en cada movilización popular, la diversidad es lo que reina. Desde sindicatos hasta comunidades educativas, pasando por organizaciones polítícas, colectivos culturales y ciudadanos de a pie. Todos y todas se hacen presentes.


En la columna de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) sobresale una pareja joven con una nena que sostiene un cartel que dice "¿Ves? El amor es nuestro." Se trata de Daniel y Daniela, de 46 y 43 años respectivamente. De profesión docente, le explicaron a su hija Hermela, la nena que sostiene el cartel, que había que estar en la Plaza porque eso significa "estar del lado de los buenos."


Avanzando sobre la histórica Avenida de Mayo los carteles caseros se entremezclan con los colores de las banderas y los olores a la comida que hacen desde los puestos ubicados a los costados. Como el caso de Esteban, que desde las once de la mañana está vendiendo bebidas con relativo éxito. "A diferencia de otros años, hoy noto a la gente mucho más efusiva", diagnostica cuando se le pregunta por estos 24 de Marzo con Macri en el gobierno.


Y es que la coyuntura dice presente con más fuerza que en cualquier otra oportunidad. Los cánticos con insultos al Presidente son elocuentes al respecto. "No caigamos en el FMI nunca más" resume un pasacalle que el colectivo periodístico La Garganta Poderosa colocó en la esquina de Av de Mayo y Tacuarí.


Promediando la hora 15, un grupo de chicos que no superan los diez años pintan en plena avenida dibujos de pañuelos. Todo un símbolo del recambio generacional que ya parece inevitable. A propósito Ana, que se define como una "veterana militante peronista" no puede disimular la sonrisa que se le dibuja en su rostro de 65 años. Tiene asistencia perfecta, no faltó nunca a ningún 24. Al respecto, señala con firmeza que cada año supera en cantidad de gente al año anterior.


De repente se abre paso una bandera colorida, que llama la atención de todos. Algunos preguntan de qué se trata mientras otros aplauden. Son los miembros de La Lorca, el grupo de descendientes de españoles partidarios de la república. Del 24 de marzo al 14 de abril, día del exiliado español, llevan adelante un ciclo cultural que traza un paralelismo entre los crímenes del franquismo con los cometidos por la dictadura argentina.


No son los únicos que le aportan a la marcha un tinte internacional. Unos metros más adelante se destacan los militantes del comité de solidaridad con el pueblo palestino, instalados justo debajo de la Embajada de Israel. "Venimos como argentinos en defensa de los derechos humanos, esos mismos que hoy sufre el pueblo palestino por parte de Israel", señala Alejandra.


Casi llegando a una Plaza desbordada de gente, lo cual hace casi imposible poder acercarse más, una señora sostiene un cartel que cautiva a todos los que pasan por delante. Es una foto en blanco y negro de un grupo de seis jóvenes sonrientes, de quienes sale una flecha dibujada a mano con la leyenda "desaparecido" o "asesinado." Un escalofriante contraste ante tanta vida y plenitud captada en la imagen.


Quien sostiene el cartel se llama Carola, tiene 58 años y lleva puesto unos anteojos negros para tapar tanta emoción. Cuenta que su hermano, que hoy tendría 63, fue asesinado por la policía. Su nombre es Mario "el pato" Noriega, formaba parte de Montoneros y era muy querido por sus compañeros. Intentando no quebrarse, Carola dice que hoy, junto a su hijo, están acá porque lo viven "como un legado." Sin dudas, eso es lo que hoy se respira en esta Plaza.

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