* CPR - Central de Trabajadores/as de la Argentina
Seis horas estuvimos en aquella maravillosa y contundente demostración de fuerza de la Clase Trabajadora en que el Pueblo encarnó las palabras que hubiera escrito el General Perón al compañero Raimundo Ongaro:
“Luchar, aun mediando la felicidad, es un derecho que los hombres tienen pero, cuando la felicidad está de por medio, luchar es un deber. Renunciar a la lucha es casi como renunciar a la vida, pero evitarla, cuando el Pueblo es quien ha de sufrir el infortunio, es una debilidad criminal.”
Quedó expuesta, desnuda ante los ojos de todas y todos los luchadores del mundo, que el gobierno argentino es un indiscutible espejismo. Nada de lo que dice y hace -al margen de los balazos y el saqueo a la Patria- es sólido. La potencia plebeya del sindicalismo movilizado, los movimientos sociales, los trabajadores y trabajadoras de la Economía Popular y el conjunto de las Organizaciones Libres del Pueblo, es inmensa.
Allí estuvieron los industriales, los estatales, los trabajadores/as de servicios, las mujeres organizadas el Movimiento Feminista Ni Una Menos, los trabajadores y trabajadoras de la Economía Popular, los cooperativistas, decenas de comisiones internas independientes, jubilados/as, PyMES. Eran las Organizaciones Libres del Pueblo expresadas en un grito mancomunado: ¡Basta! Su capacidad transformadora desconoce límite y las castas privilegiadas de estas tierras lo saben… bien lo saben.
Las expresiones arrojadas desde el escenario fueron claras: la unidad es el camino y las/os dirigentes allí reunidos tienen voluntad de avanzar en ese rumbo. Hay tarea para el futuro cercano. La articulación de esta nueva fuerza sindical debe tener un programa común. La CFT y las CTAs han brindado ejemplos de que sólo detrás de un programa nacional popular podrán conjugarse todas las voluntades de los castigados, los excluidos y los marginados del sistema liberal imperante.
Se acercaba la tarde y los pies dolían… Un café en calle Florida y seguimos. La noche cae. Las calles siguen susurrando… Por la televisión, Yasky afirma que este día quedará en la historia del Movimiento Obrero. Y tiene razón: los golpeamos… los golpeamos y fuerte. Decía Juan Perón en la mencionada carta al líder de la CGT de los Argentinos que la teoría de la Economía de Fuerzas establece que “para vencer, no es preciso que sea más fuerte que el enemigo en todas partes: es suficiente con que se lo sea en el lugar y en el momento en que la decisión se produce. Ello implica que en el dispositivo de lucha se lleve el centro de gravedad hacia el lugar en que se presienten tales circunstancias”. Sostenemos que el 21-F fue el momento y que la colmada 9 de julio fue el lugar.
Es claro -vaya la aclaración para los distraídos- que el gobierno no está derrotado, que la correlación de fuerzas continúa dándole al proyecto conservador una gran ventaja frente al Campo Nacional Popular. Más el golpe impactó directo en el centro del cuerpo y como todo golpe duro, al principio no pasa más allá del chichón: los verdaderos síntomas del impacto se ven en el mediano plazo. Lo importante es comprender que la Casa Rosada es consciente de este golpe y del grado de fuerza con que fue asestado.
Oscurece y las horas no atenúan la llamarada encendida… los ausentes tendrán que rendir cuentas con la historia. El presente inmediato amerita un Confederal que ha de parir una nueva y pujante conducción de la Confederación General del Trabajo y las CTAs Autónoma y De Los/as Trabajadores/as deberán avanzar hacia la efectiva unidad. El principio de lo que llamaremos “algo nuevo” se encuentra en etapa embrional.
Terminamos esta pequeña descarga de ideas tras un día ajetreado con una frase del Colorado Ramos que creemos verdaderamente adecuada para describir esta maravillosa jornada: “…Pero de pronto, algo ocurrió, «como un rayo en un cielo sereno»”.
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